¡Buenos d铆a, queridos lectores de Mar de fondo! hoy domingo comparto contigo una magn铆fica historia del ingl茅s Defoe, quien con una pluma entretenida nos cuenta la sutil viveza de un caballero rural para levantar una casa y construir una leyenda. Totalmente recomendada ¡Disfruta tu lectura!
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Imagen: Samois after the rain 1887 |
UN FANTASMA PROVECHOSO
Un caballero rural ten铆a una vieja casa que era todo lo que quedaba de un antiguo monasterio o convento derruido, y resolvi贸 demolerla aunque pensaba que era demasiado el gusto que esa tarea implicar铆a. Entonces pens贸 en una estratagema, que consist铆a en difundir el rumor de que la casa estaba encantada, e hizo esto con tal habilidad que empez贸 a ser cre铆do por todos. Con ese objeto se confeccion贸 un largo traje blanco y con 茅l puesto se propuso pasar velozmente por el patio interior de la casa justo en el momento en que hubiera citado a otras personas, para que estuvieran en la ventana y pudiesen verlo. Ellos difundir铆an despu茅s la noticia de que en la casa hab铆a un fantasma. Con este prop贸sito, el amo y la esposa y toda la familia fueron llamados a la ventana donde, aunque estaba tan oscuro que no pod铆a decirse con certeza qu茅 era, sin embargo se pod铆a distinguir claramente la blanca vestidura que cruzaba el patio y entraba por una puerta del viejo edificio. Tan pronto como estuvieron adentro, percibieron en la casa una llamarada que el caballero hab铆a planeado hacer con azufre y otros materiales, con el prop贸sito de que dejara un tufo de sulfuro y no s贸lo el olor de la p贸lvora.
Como lo esperaba, la estratagema dio resultado. Alguna gente fantasiosa, teniendo noticia de lo que pasaba y deseando ver la aparici贸n, tuvo la ocasi贸n de hacerlo y la vio en la forma en que usualmente se mostraba. Sus frecuentes caminatas se hicieron cosa corriente en una parte de la morada donde el esp铆ritu ten铆a oportunidad de deslizarse por la puerta hacia otro patio y despu茅s hacia la parte habitada.
Inmediatamente se empez贸 a decir que en la casa hab铆a dinero escondido, y el caballero esparci贸 la noticia de que 茅l comenzar铆a a excavar, seguro de que la gente se pondr铆a muy ansiosa de que as铆 se hiciera. En cambio, no hac铆a nada al respecto. Se segu铆a viendo la aparici贸n ir y venir, caminar de un lado para otro, casi todas las noches, y siempre desvaneci茅ndose con una llamarada, como ya dije, lo cual era realmente extraordinario.
Al fin, alguna gente de la villa vecina, viendo que el caballero daba a la larga o descuidaba el asunto, comenz贸 a preguntarse si el buen hombre les permitir铆a excavar, porque sin duda hab铆a all铆 dinero escondido. Pues, si 茅l consent铆a en que ellos lo cogieran si lo encontraban, excavar铆an y lo encontrar铆an aunque tuvieran que excavar toda la casa y tirarla abajo.
El caballero replic贸 que no era justo que excavaran y tiraran la casa abajo, y que por eso obtuvieran todo lo que encontraran. ¡Eso era muy duro de tragar! Pero que 茅l autorizaba esto: que ellos acarrear铆an todos los escombros y los materiales que excavaran y aparec铆an los ladrillos y las maderas en el terreno vecino a la casa, y que a 茅l le corresponder铆a la mitad de lo que encontraran.
Ellos consintieron y comenzaron a trabajar. El esp铆ritu o aparici贸n que rondaba al principio pareci贸 abandonar el lugar, y lo primero que demolieron fue los ca帽os de las chimeneas, lo que signific贸 un gran trabajo. Pero el caballero, deseoso de alentarlos, escondi贸 secretamente veintisiete piezas de oro antiguo en un agujero de la chimenea que no ten铆a entrada m谩s que por un lado, y que despu茅s tapi贸.
Cuando llegaron hasta el dinero, los ilusos se enga帽aron totalmente y se maravillaron sin querer razonar. Por casualidad el caballero estaba cerca, pero no exactamente en el lugar, cuando se produjo el hallazgo, cuando lo llamaron. Muy generosamente les dio todo, pero con la condici贸n que no esperaran lo mismo de lo que despu茅s encontraran.
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En una palabra, este mordisco en su ambici贸n hizo trabajar a los campesinos como burros y meterse m谩s en el enga帽o. Pero lo que m谩s los alent贸 fue que en realidad encontraron varias cosas de valor al excavar en la casa, las que tal vez hab铆an estado escondidas desde el tiempo en que se hab铆a construido el edificio, por ser una casa religiosa. Alg煤n otro dinero fue encontrado tambi茅n, de modo que la continua expectaci贸n y esperanza de encontrar m谩s de tal manera anim贸 a los campesinos, que muy pronto tiraron la casa abajo. S铆, puede decirse que la demolieron hasta sus mismas ra铆ces, porque excavaron los cimientos, que era lo que deseaba el caballero, y que hubi茅rale llevado mucho dinero hacer.
No dejaron en la casa ni la cueva para un rat贸n. Pero, de acuerdo con el trato, llevaron los materiales y apilaron la madera y los ladrillos en un terreno adyacente como el caballero lo hab铆a ordenado, y de manera muy pulcra.
Estaban tan persuadidos -a ra铆z de la aparici贸n que caminaba por la casa- de que hab铆a dinero escondido ah铆, que nada pod铆a detener la ansiedad de los campesinos por trabajar, como si las almas de las monjas y frailes, o quien quiera que fuera que hubiera escondido alg煤n tesoro en el lugar, suponiendo que estuviera escondido, no pudiera descansar, seg煤n se dice de otros casos, o pudiera haber alg煤n modo de encontrarlo despu茅s de tantos a帽os, casi doscientos.
FIN
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