¡Hola, lector! Estoy seguro que disfrutas cada cuento de Julio Cortázar que publicamos en este post. De hecho, basta con revisar en la red y podemos encontrar que la calidad del escritor argentino lo ha llevado a formar parte del canon cuentístico. Pero como todo buen escritor, era un voraz lector y a lo largo de su vida acumuló más de 4000 libros ¿Qué pasó con ellos? ¿Cómo era su biblioteca? ¿qué tipo de lector fue?
La leyenda Julio Cortázar
Si has llegado hasta aquí por la obra de Julio, te cuento que este es un espacio para leer sus relatos más aclamados, como "La señorita Cora" y "Relato con un fondo de agua".
El argentino Julio Cortázar vino al mundo en 1914 en Ixelles, un municipio al sur de Bruselas (Bélgica), debido a que su padre realizaba tareas diplomáticas en el país. El pequeño Julio creció en una época difícil para el mundo y sobre todo en Europa, donde el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hizo estragos en el viejo continente. Por esta razón, la familia Cortázar tuvo que refugiarse en Suiza y España antes de volver a Argentina.
Para este regreso, Julio Cortázar contaba con cuatro años y todo lo vivido marcaría la vida del autor, así como su obra. Pero como dije al inicio: todo buen escritor es un voraz lector; y Cortázar fue eso y más, ya que también trabajó como profesor y traductor. Esto permitió que fuera acumulando muchos libros a lo largo de su vida, hasta convertirlos en una codiciada colección.
En 1951 regresa a Francia y en 1981 opta por nacionalizarse francés a modo de protesta contra la dictadura militar que se vivió en Argentina, en donde incluso se llegaron a prohibir sus libros.
La Biblioteca de Cortázar
La colección de Cortázar era bella e imponente, así que merecía mucho más que el recuerdo en una sala familiar. Cuando el escritor murió en París, su biblioteca personal pasó en 1992 a la Fundación Juan March en España. Esto fue gracias a la donación de su primera esposa, Aurora Bernárdez y se compone de 4000 volúmenes.
Desde entonces, la fundación Juan March ha contribuido a la difusión de esta biblioteca a través de la creación de diversas colecciones digitales, documentales, podcast y ciclos de conferencias y conciertos.
Recordemos que Cortázar nos dejó obras emblemáticas como Rayuela y sus cuentos en Casa Tomada. Asimismo, fue el principal traductor de Edgar Allan Poe al castellano y contaba con una amplia variedad de libros como el Ulises de James Joyce, escrituras budistas y el ‘Bhagavad Gita’, la biblia en francés y alemán y muchos libros de caballería entre otros.
¿Cómo era la Biblioteca de Julio Cortázar?
¿Qué tipo de lector era?
Gustavo Arango, escritor colombiano, periodista y profesor de español y literatura Latinoamericana, escribió un artículo llamado: Florencio en su laberinto, donde narra su experiencia al visitar la biblioteca personal del genio del Boom Latinoamericano, Julio Cortázar. Leamos como atención...
Julio Cortázar era un lector entusiasta: subrayaba, comentaba, dibujaba, guardaba objetos y mensajes entre las páginas de sus libros. Su biblioteca es el retrato minucioso de su derrotero intelectual, de sus admiraciones y rechazos; también, de sus reacciones más íntimas, de lo mórbido y lo trivial. En la primavera de 1993, Aurora Bernárdez, su primera esposa y albacea literaria, puso la biblioteca personal de Cortázar al cuidado de la Fundación Juan March, de Madrid. Desde entonces está allí a disposición de estudiosos y público general.
Al principio era difícil conocer la magnitud del tesoro. En el 2006, cuando visité por primera vez la biblioteca, la búsqueda era como un juego de adivinanzas. Entonces, como ahora, no había acceso a los estantes y los funcionarios entregaban, cada vez, un máximo de tres libros. Era posible pasar horas hojeando, entregando y recibiendo tomos en los que no quedó ninguna huella. La intuición o el conocimiento de los gustos de Cortázar eran el único recurso para atinarle a algo valioso.
TE RECOMIENDO, LECTOR: "Conducta en los velorios", cuento de Julio Cortázar
Cortázar ponía su nombre en la primera página de los libros que hacía suyos; en los más antiguos firmaba con el seudónimo que usó en su primer poemario, Julio Denis, o con su nombre completo: Julio Florencio Cortázar. Subrayaba todo lo que le interesaba. Trazaba líneas verticales al lado de los textos que quería destacar; el número de líneas determinaba la importancia que les daba. Corregía erratas. Escribía notas a pie de página. Leía y comentaba en español, inglés o francés. Creaba índices temáticos en las páginas finales de los libros. Cuando estaba juguetón, dibujaba. En ocasiones, escritura y dibujo eran una sola cosa: en la primera página de una guía nocturna de Londres aparece una mujer desnuda y la jota de su nombre nace en el sexo de la muchacha.
Algunos libros son minas de información. En su ejemplar de Otras Inquisiciones podría decirse que escribió otro libro en los espacios en blanco. El libro tiene una pasta dura con el nombre de su dueño en el lomo. Los subrayados en lápiz (en otros libros usa tinta negra, azul o roja) están por todos lados. Buena parte de las notas las hace el intelectual, el estudioso de la literatura; pero de vez en cuando quien lee es el niño que subraya la palabra “calidoscopio”, el enamorado al que le han roto el corazón: “Lo quiso con el triste amor que inspiran las personas que no nos quieren”, o el lingüista atento a los matices de lo erótico: “Argentina: concha=vulva”.
Ahora es tu turno, lector, de decirme qué libros o cuentos de Cortázar recuerdas y qué tipo de lector eres en la práctica. Tal vez coincidamos...¡Nos leemos en otro artículo!
Fuente: Fundación March.
Magnífico legado literario de Cortázar
ResponderEliminarCayó en buenas manos
EliminarInspira y contagia sus ansias de conocimiento, un gran legado literario!!!
ResponderEliminarEs una joya donada al mundo!
Eliminar"Hemingway, Cortázar, Papini y Borges", un libro escrito por Luis Felipe Ortiz Reyes y, que puedes conseguir en Google, Goodreads y Amazon.
ResponderEliminarAmo.sus cuentos, los he leído.varias veces.
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