Gracias a que el amigo de Franz Kafka hizo caso omiso a la petición del talentoso pero perturbado escritor, es que podemos hoy reconocerlo y disfrutar de su arte. Definitivamente algunas veces hay voluntades que se superponen a otras. Siempre para bien.
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"QUÉMALO TODO"
Antes de su muerte, Kafka dejó en su escritorio una carta dirigida a su amigo Max Brod para que quemara todas sus obras.
Querido Max:
Mi última petición. Todo lo que se encuentre de mis escritos cuando yo muera (dentro de cajas de libros, en los armarios roperos, en mi mesa de trabajo, en casa o en la oficina, o en cualquier otro lugar del que tengas noticia o que se te ocurra), es decir, diarios, manuscritos, cartas, -mías y de los demás- todo lo dibujado, etcétera, incluso todo lo escrito o dibujado que tu poseas, u otros a quienes deberás pedírselo en mi nombre, debe ser quemado de forma inmediata, sin ser leído. Aquellos que posean cartas que no deseen entregarte deben por lo menos obligarse a quemarlas ellos mismos.
De todo lo que he escrito solo valen los libros: La condena, El fogonero, "La metamorfosis" En la colonia penitenciaria, Un médico rural, la narración "Un artista del hambre". El par de narraciones de contemplación puede quedar; no quiero que nadie tenga que tomarse la molestia de hacerlos trizas, pero en ningún caso deben ser editados de nuevo. Cuando digo que estos cinco libros y la narración valen, no quiero decir con ello que desee que sean editados de nuevo y transmitidos a la posteridad, al contrario: que desaparezcan por completo es lo que responde a mi deseo.
Todo lo demás, sin excepción, en el mejor de los casos sin que llegue a ser leído, todo esto debe ser quemado, y te pido que lo hagas a la mayor brevedad.
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