Escritores inmortales que partieron pronto: la historia de Chéjov, Kafka y Proust

¡Hola, lectores! La expresión "de lo bueno, poco" parece aplicarse a la vida de algunos de los escritores más influyentes de la historia. Antón Chéjov, Franz Kafka y Marcel Proust dejaron un legado literario imborrable a pesar de haber fallecido a edades tempranas. Sus obras siguen batiendo récords de ventas y conquistando a nuevas generaciones de lectores. Pero, ¿qué enfermedades truncaron sus vidas?

Escritores inmortales que partieron pronto: la historia de Chéjov, Kafka y Proust
Imagen tomada de Pinterest. 

La corta vida de tres genios de la literatura


Antón Chéjov murió a los 44 años, Franz Kafka a los 40 y Marcel Proust a los 51. Curiosamente, estos tres escritores eran parte de la selección que el peruano Julio Ramón Ribeyro llevaría a una isla desierta. A pesar de sus enfermedades, lograron producir una obra vastísima y de calidad. Es inevitable pensar que, de haber tenido más tiempo, nos habrían entregado aún más joyas literarias.
Antón Chéjov y la tuberculosis

Chéjov, además de escritor, era médico. Paradójicamente, la profesión que ejerció con pasión lo expuso a la tuberculosis, enfermedad que lo acompañó por casi dos décadas. En el siglo XIX y principios del XX, esta dolencia carecía de cura, y los tratamientos eran rudimentarios. Se recomendaba, por ejemplo, buscar climas más saludables, lo que llevó a Chéjov a trasladarse a balnearios en busca de alivio.

Por esta razón, pasó largas temporadas en Niza (Francia) y Yalta (Crimea), donde escribió su clásico "La dama del perrito". Sin embargo, su salud se deterioró y en mayo de 1904 viajó a un balneario en Alemania, donde falleció el 15 de julio de ese año. Se dice que antes de exhalar su último suspiro, pidió una copa de champán.

Franz Kafka y el calvario de la tuberculosis


Kafka falleció aún más joven que Chéjov. En agosto de 1917, comenzó a vomitar sangre, lo que marcó el inicio de su batalla contra la tuberculosis. Al igual que Chéjov, viajó de un balneario a otro y modificó su estilo de vida para combatir la enfermedad durante siete años.

Gracias a que su deseo de quemar sus manuscritos no se cumplió, hoy conocemos en detalle su padecimiento. En una carta a Milena Jesenská, escrita desde un hospital en Italia, Kafka describe su sufrimiento: "¿Quién me soportará en el hotel si toso como ayer, de 9:45 a 11:00 ininterrumpidamente?".

Las últimas semanas de su vida las pasó entre la lectura y la correspondencia. Finalmente, en abril de 1924 regresó al sanatorio, donde falleció el 3 de junio en brazos de su amada Dora Diamant. Fue enterrado el 11 de junio en la sección judía del Nuevo Cementerio de Praga-Zižkov.

Marcel Proust y el asma bronquial


Desde su infancia, Marcel Proust sufrió de asma bronquial, una condición que afectó profundamente su vida y su obra. Su salud se deterioró aún más en sus últimos años, y en octubre de 1922 le diagnosticaron neumonía. La última vez que salió a la calle fue el 10 de octubre, y el 18 de noviembre falleció.

Celeste Albaret, su fiel asistente, relató los momentos finales del escritor: "Me dijo que la muerte lo perseguía y que quería terminar la obra de su vida". Proust temía ser sometido a tratamientos dolorosos, y expresó su rechazo a las intervenciones médicas que solo prolongaban el sufrimiento de los moribundos.

"Me decía que lo estaba traicionando. Pero sobre todo, que nunca debía dejar que se le sometiera a esos tratamientos que los médicos imponen a los moribundos, torturándolos con inyecciones para mantenerlos vivos durante otra media hora o una hora. Pero fue horrible".


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A pesar de su enfermedad, Proust logró culminar su obra magna, En busca del tiempo perdido, publicada tras su muerte y considerada una de las grandes novelas de la literatura moderna. Sus restos descansan junto a los de su padre y hermano en el cementerio de Père-Lachaise, en París.

Un legado eterno


Las muertes prematuras de Chéjov, Kafka y Proust nos privaron de más años de su genialidad, pero su legado sigue vivo en sus libros. Leerlos es la mejor manera de rendirles homenaje y asegurarnos de que sus palabras sigan iluminando el mundo. Estas son algunas de las obras por las que podrías empezar: 

Antón Chéjov

1. La dama del perrito (1899)

2. El jardín de los cerezos (1904)

3. Tío Vania (1899)


Franz Kafka

1. La metamorfosis (1915)

2. El proceso (1925, póstuma)

3. El castillo (1926, póstuma)


Marcel Proust

1. Por el camino de Swann (1913)

2. A la sombra de las muchachas en flor (1919)

3. El tiempo recobrado (1927, póstuma)


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Mar de fondo

𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) Director del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y soy autor del libro "Las vidas que tomé prestadas". Amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜."

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