¡Qué tal lectores de Mar de fondo! En la vida a veces pasamos por etapas de apuros económicos del cual podemos salir bien librados por la intervención de un familiar o fuerza de voluntad propia. Sin embargo, a veces la situación se vuelve más complicada, como en el caso de escritores como Julio Ramón Ribeyro, quien desde muy joven siendo un veinteañero llegó a Europa para realizar un sueño: ser escritor. Hoy leeremos una conmovedora carta dirigida a su hermano Juan Antonio, donde detalla las peripecias de su estadía en Madrid.
Ribeyro llega a Europa
Julio Ramón Ribeyro llegó a Madrid en 1952 becado por el Instituto de Cultura Hispánica para estudiar periodismo por un año. Esa primera entrada al viejo continente marcó su vida para siempre, pues viviría décadas allí y conocería muchos países hasta establecerse en París, Francia. Lo que he podido encontrar, siendo un comprometido lector de los textos íntimos de Ribeyro, es su capacidad de resiliencia.
Así es, leer a Ribeyro, en mi caso es identificarme con sus desavenencias con sus problemas económicos y bajones emocionales, esos que por temporadas bloqueaban su creatividad y cuestionaban su calidad de escritor. Pero sin duda, leer las cartas y los apuntes de su diario personal, es una joya para quienes valoraran la vida de un escritor sencillo, perfil bajo, pero dotado de un talento monstruoso.
NO TE PIERDAS: Las últimas horas de Abraham Valdelomar narradas "al detalle" por Julio Ramón Ribeyro
Juan Antonio Ribeyro: el interlocutor
Pero volviendo al tema, en el año 1953 las vida en Europa de Ribeyro era precaria, ajustada, la capital española y eventos sociales y artístico había menguado su limitada economía. Si a esto sumamos que el autor se autodefinía como un pródigo empedernido, podemos imaginar que los billetes en sus bolsillos no duraban mucho tiempo.
Su interlocutor era su hermano mayor Juan Antonio, nacido en 1928, quien fue el segundo hijo del matrimonio Ribeyro Zúñiga y que fungió también de amigo, confidente y más fiel aliado en la coordinación de su obra literaria (esto lo vemos más detallado en el libro). Juan Antonio a quien Ribeyro detallaba sus apuros económicos y sentimentales, fue profesor y empleado de la Municipalidad de Lima, en él está inspirado el cuento "El profesor suplente" que narra los temores personales de un maestro en su primer día de trabajo.
La carta que leerás a continuación está fechada el 18 de junio de 1953 y narra la conmovedora situación por la que vivía Julio Ramón Ribeyro a causa del escaso recursos monetario. Leamos y disfrutemos con atención:
Estimado narigón:
Hace dos horas recibí tu carta, tu extraordinaria carta, y recién ahora puedo darle contestación. Durante este lapso he dado vueltas como un poseído por el colegio?, sin atinar a pronunciar palabra ni a hilvanar un razonamiento. Cuando leí las primeras líneas, quedé demudado en un sillón de la sala y Chirinos, un peruano que estaba junto a mí, me quedó mirando extrañado y me preguntó: «¿Alguna mala noticia?». No pude responderle, no podía. Solo barboté ruidos incoherentes. Luego subí de un brinco hasta el sexto piso y pude, en mi cuarto, serenarme. Tú no sabes en qué extraordinarias circunstancias me ha llegado tu carta. Acababa yo de regresar del Instituto de Cultura Hispánica?. Había ido a dicha oficina para hablar con el jefe del Departamento de Becas, a solicitar la prórroga. El jefe, después de escucharme, me denegó la solicitud. Dijo que este año no se iban a conceder prórrogas sino a los brasileños, por cuanto estos llegaron a España con tres meses de retraso.
Tú sabes bien que esta prórroga era para mí fundamental, pues sin ella iba a quedar en Europa a la deriva. Regresé calentísimo al colegio, echando pes-tes, y completamente deprimido de espíritu, cuando, al ingresar, la telefonista me dice: «Tiene usted una carta certificada». La tomé sin mayor esperanza, la abrí... y lo demás ya lo sabes.
Ahora que mi situación se ha arreglado puedo contar con confianza sobre las penurias que he pasado aquí en los últimos meses. Tú bien sabes que la beca de Cultura Hispánica solo consiste en 35 dólares mensuales, cantidad irrisoria que apenas alcanza para pagar la pensión. Además de la pensión, hay, sin embargo, muchas otras cosas: cigarrillos?, pasajes, espectáculos, libros, medicinas, jabón, lavado de ropa, cosas aparentemente nimias, pero que hacían al mes un bulto de mil pesetas, por lo menos. ;De dónde iba a sacar yo esa cantidad? No te olvides que todos los peruanos acá reciben dólares de su casa en cantidades fijas y respetables. Unos, como Cortés, reciben 100; otros, como Arrese, 40; otros, como Delgado, 35; otros, como Chariarse 30, en fin, o suficiente para costear todos los extras. Solo he recibido dinero de ustedes circunstancialmente (conste que no he pedido sino dos veces: una para viajar a París y otra para curarme). Cualquier otra remesa de ustedes ha sido volun-taria. Durante meses he pasado sin jabón, sin pasta de dientes, sin peine, sin ropa limpia, sin cigarrillos, sin viajes. Y cuando he querido proveerme de estas cosas he tenido que empeñar mi ropa de invierno: tengo en la peña dos ternos y un abrigo, todo por el valor de ochocientas pesetas. Tengo además un terno en la zurcidora y otros en la lavandería, de modo que para ponerme solo me queda uno. Los que uso son prestados: un par por Chariarse y otro par por mi compañero de cuarto. Calzoncillos me quedan dos, y yo mismo tengo que lavarlos de un día para otro. Todo esto en lo que respecta a las cosas íntimas, pero en otras cosas, no he sido menos frugal. No fui a las Fallas de Valencia7, no fui a la Feria de Sevilla, no fui al Corpus de Toledo, lugares todos visitados por estudiantes y turistas por una obligación de alta cultura.
No he conocido tampoco Marruecos como los demás ni Italia como algu-nos. Te cuento todas estas cosas no para que me compadezcan, sino para que calculen el enorme impacto que significa para mí recibir de pronto una beca de 150 dólares, como tú dices (ojalá sea cierto). Podré al fin comprarme medias, pasta de afeitar, libros!, sacar mi ropa de la peña, conocer algo de España y conocer algo de Europa.
Bueno, basta de proyectos. Necesito que me precisen algunas cosas.
1) ¿Desde cuándo comienza a correr la beca? Yo preferiría que comenzara desde julio, pues para esa época ya estoy sin beca española. 2) ¿Para qué países? Esto en realidad no tiene mucha importancia, pues esas becas son elásticas, y hay opción por parte del becado para escoger el lugar de residencia. 3) ¿Cuál es el monto de la beca? 4) ¿Cuánto dura la beca? Necesito, a la brevedad posible, esta respuesta, pues el tiempo me vence y necesito organizar mis planes. Por el momento he pensado pasar de reglamento seis meses en París, para perfeccionar mi francés y seguir algunos cursos de literatura comparada y novela francesa.
TE PUEDE INTERESAR: El día en que Ribeyro y Bryce le dieron una propina a Alan García en París
El resto lo repartiría entre Italia e Inglaterra. A Francia necesito salir de todas maneras en los primeros días de julio, pues creo que me será imposible renunciar al campo de trabajo. Tengo un gran interés en ir allí. Necesito, siempre lo he necesitado, un poco de trabajo físico y manual. Además, me he comprometido con un amigo (el poeta Alejandro Romualdo Valle8) a ir juntos al campo de Bretaña, y él ha renunciado a una serie de compromisos para cumplir su promesa: es justo que yo también responda. Por otra parte, siempre es un ahorro de un mes. Por consiguiente me urge tener la primera remesa, en los cinco primeros días de julio, para sacar mi pasaje, pagar mi visa, cancelar lo que deba al colegio y trasladarme al campo de trabajo. La segunda remesa me la enviarán a París, al consulado peruano, de donde escribiré para comunicar mis proyectos.
No necesitabas decirme que una parte de mi beca debe corresponder a mi mamá?. Ahora bien, ¿qué cantidad? He pensado la siguiente escala: si son 100 dólares, tomará 20; si son 150, tomará 30; si son 200, tomará 40 y así sucesivamente. No olvides que si bien 100 dólares en España es dinero, en París, en Londres o en Roma son una bicoca.
No escribo más porque no puedo. Necesito salir y dar un paseo, un paseo solitario y pobre, sin cigarrillos y sin amigos, pensando en mi futura época de prosperidad. Abraza a mi mamá, agradécele. Agradece también de mi parte a Porras30, a Héctor, a todos los que hubieran intervenido. Próximamente les escribiré, cuando esté más tranquilo y más organizado.
Hasta la próxima.
Posdata: Empezaste tu carta hablando de Dios. Yo la terminaré con lo mismo. Son muchos los milagros que he recibido para ser un incrédulo. El problema religioso está en mí latente hasta el punto que no necesito hablar de él. Escepticismo y fe no se excluyen, antes bien se complementan. Cree más quien más duda. Habla con Macera sobre esto. Él es un caso típico de conciencia religiosa en medio de las mayores negaciones.
Como podemos aprecias el grado de confianza y de intimidad de esta misiva dice mucho de la realidad de Ribeyro en Europa, así como también del fuerte vínculo que mantenía con su hermano de sangre. Más adelante seguiré compartiendo algunos fragmentos sobre otras anécdotas en la vida de Ribeyro, el personaje más importante de este Blog. ¡Hasta la próxima!
AVISO LEGAL: Los cuentos, poemas, fragmentos de novelas, ensayos y todo contenido literario que aparece en mardefondo podrían estar protegidos por los derechos de autor (copyright). Si por alguna razón los propietarios no están conformes con el uso de ellos por favor escribirnos y nos encargaremos de borrarlo inmediatamente.
genial carta sobre penurias económicos de Ribeyro, el gran cuentista.
ResponderEliminarasí es, lo considero una motivación. Saludos
Eliminar