Leamos "Ahorcamiento de un juez", cuento de Ítalo Calvino

La vida de Julio Ramón Ribeyro está marcada de anécdotas y personajes emblemáticos de la literatura y la política. Una de ellas se centra en la ciudad de París y es contada por Bryce Echenique. Esta y más historias las podemos conocer en el libro "Ribeyro, una vida" de Jorge Coaguila; así como en el diario personal del 'flaco' "La tentación del fracaso". 

Imagen:  (Foto: Baldomero Pestana)

No es sorpresa que la mayor parte de la vida de Ribeyro se haya desarrollado en París, ahí coincidió con importantes escritores y artistas de la época; uno de ellos es el escritor de Un mundo para Julius, Alfredo Bryce Echenique, con quienes cultivaron una estrecha amistad y mutua admiración, pasando largas jornadas los fines de semana intercambiando textos y recomendándose libros al amparo de un buen vino. 

La amistad con Bryce Echenique

Después de que Bryce terminó sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, llegó a Europa con el sueño de ser un escritor en París. Dos años después en 1966 conoció a Julio Ramón Ribeyro. Desde entonces surgió una entrañable amistad. En este post está la prueba de una hermandad entre ambos escritores. 

Alan García en París

Sin embargo, Coaguila también recoge un encuentro en un bar parisino, ciudad a donde él ex presidente peruano había llegado en 1974 después de graduarse como abogado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1971 y de continuar con un doctorado en Derecho  por la Universidad Complutense de Madrid. 

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Sucedió que en esa época había llegado a Francia para hacer un doctorado en Sociología en la Universidad de París. Como todo inmigrante y estudiante pasó la crudeza de ganarse la vida en la calles. Alan lo hizo de una manera particular pues se dedicó a cantar rancheras y otros géneros para solventar su gastos. Bryce Diría "Guitarreaba 'El cóndor pasa' por el barrio de Pigalle vestido con chullo y poncho". 

El encuentro en el bar parisino

Según Coaguila, Bryce le contó en 2011 que cierta noche mientras él y Julio Ramón Ribeyro estaban en un cafetín "de mala muerte" tomando unas copas entró Alan García "a cantar 'El rey' del mexicano José Alfredo Jiménez y esas imbecilidades que canta. Pero se hace mucho en Europa; los estudiantes hacen un poco de circo y pasan la gorra". 

De pronto, García se acercó, Ribeyro le dijo que no tenía un cobre y le preguntó a Bryce si tenía monedas. "como yo tenía, las puse y [García] me miró....Se sintió mendigo, cuando es esa la figura", contó Bryce. 

En una entrevista en 2019, Coaguila nos cuenta que Bryce acotó algo más sobre este encuentro "No aguantó la mirada de un peruano. Le puse unas monedas cuando lo vi con chullo tocando en París. A Ribeyro o abrazó, pero a mí me odió, me vetó en todos los eventos cuando fue presidente". 

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Años más tarde cuando García ganó la presidencia...

En 1985 después de ganar las elecciones presidenciales. Alan García regresó a París y le propuso a Julio Ramón hacerse cargo del Ministerio de Cultura peruano, propuesta que Ribeyro rechazó y de la que ya les contaré en otro post. 

El colofón de esta anécdota

Para cerrar esta historia, Bryce señaló que en 1986, durante el primer periodo de García, cuando se preparaban las actividades culturales de la Semana de la Integración Cultura Latinoamericana (Sicla), este le dijo al organizador: ·Jamás invites a Bryce a nada".  El gesto de Bryce había herido en el orgullo al joven presidente... lo demás ya es otra historia. 

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