¡Buenos días, queridos lectores y lectoras! Estamos comenzando la penúltima semana de junio y próximos a lo que será la FIL Lima 2023 la Feria de Libro más importante del año. En esta oportunidad quiero compartir contigo esta magnífica y conmovedora carta de escritor estadounidense Charles Bukowski, quien en un profundo acto de agradecimiento se dirige a su primer editor John Martin, el que le abrió las puertas del mundo literario al publicar su primer libro ¡Estoy seguro que disfrutarás este breve texto!
Foto: Archivo Carles Bukowski. |
Escritores tardíos
Hace unos días compartí un post sobre escritores que fueron rechazados en sus inicios. Esto parece ser un patrón que suele repetirse entre los autores más valorados. El caso de Bukowski fue más o menos así. Se da a conocer formalmente como escritor a los 50 años y desde entonces se hizo un nombre y un estilo inconfundible hasta nuestros días.
El difícil inicio de Charles Bukowski
Considerado el padre de la literatura de la mala vida. Leer a Bukowski es adentrarse en las historias más crudas, en un retrato de la clase que se dio contra la pared en la busca del sueño americano. En su momento, nada aseguraba que un tipo como Charles Bukowski pudiese alcanzar el éxito. Lo que sí es cierto, es que sabía mucho de la mala vida. Su infancia la vivió entre un padre alcohólico y una madre ausente, sufrió bullyng por parte de sus compañeros, quienes se burlaban de su acento alemán. Cuando era mas joven los episodios de depresión y los golpes lo fueron formando hasta como lo conocemos.
¿Cuándo empezó a escribir Bukowski?
El joven Bukowski quería ser escritor. Después de discutir con su padre a los 20 años, éste lo bota de la casa y comienza su búsqueda personal. Recorre los Estados Unidos entre bares y moteles de mala muerte. En ese clima comenzaría su gusto por el alcohol, pero algo que hacía al mismo tiempo era también visitar las bibliotecas municipales de la zona en la que se encontraba.
Tentó la fama en unas primeras publicaciones de relatos cortos en Story que no tuvieron el éxito que él esperaba. Esto lo frustra y se aleja de las letras por 10 años. Pronto a cumplir los 50 años años, nuestro autor se debate entre una vida limitada como trabajador del servicio postal de los EE.UU y un amago de escritor que lo hacia elaborar columnas para la revista 'Open City'.
Aprece el primer mecenas
Corría el año 1969, faltaba poco para el cumpleaños 50 de Charles Bukowski y es en ese tiempo cuando el editor de Black Sparrow Press, John Martin, descubre los textos de Bukowski y queda muy atraído; al punto de invitarlo a dejar su trabajo y proponerle un salario mensual para que se dedique exclusivamente a escribir. A los dos años, Black Sparrow publicaba la primera novela de Bukowski "Post Office" (Cartero)
La carta de Bukowski a John Martin
Ya consagrado, Bukowski escribe esta magnífica y conmovedora carta a su editor. Habían pasado 17 años desde que le tendió la mano y lo catapultó a la fama. Este texto aparece en una selección titulada "Reach for the Sun: Selected Lettes 1978-1994".
Te invito a leerla con mucho entusiasmo, dado que no solo es un texto de agradecimiento, sino que también es una joya de reflexión sobre en sentido que debemos darle a nuestras vidas, sobre todo si enfrentamos una rutina asfixiante...
12 de agosto de 1986
Hola John:
Gracias por tu buena carta. No creo que duela, a veces, recordar de dónde venimos. Incluso la gente que trata de escribir sobre eso o hacer películas no lo pillan. Lo llaman «de 9 a 5». Nunca es de 9 a 5, no hay pausa gratis para comer en esos sitios, de hecho, en muchos de ellos no paras para comer para poder conservar el trabajo. Luego están las horas extras y los libros nunca parecen reflejar bien las horas extras y si te quejas de ellas, hay otro tonto para ocupar tu puesto.
Ya conoces mi viejo dicho, «la esclavitud nunca fue abolida, sólo se extendió a todos los colores».
Y lo que duele es la constante disminución de humanidad de aquellos peleando por conservar trabajos que no quieren pero que temen más a la alternativa. La gente simplemente se vacía. Son cuerpos con mentes obedientes y temerosas. El color abandona a los ojos. La voz se vuelve fea. Y el cuerpo. El pelo. Las uñas. Los zapatos. Todo.
De joven no podía creer que la gente pudiera entregar sus vidas a cambio de esas condiciones. De viejo todavía no puedo creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Sexo? ¿Televisión? ¿Un coche con letras mensuales? ¿Por los niños? ¿Niños que simplemente van a hacer lo mismo que hicieron ellos?
Ya desde pronto, cuando era joven e iba de trabajo en trabajo, a veces era lo bastante tonto para hablar con mis compañeros de trabajo. «Ey, el jefe puede venir en cualquier momento y echarnos, así por las buenas, ¿te das cuenta de eso?»
Ellos sólo me miraban. Exponía algo que no querían que entrara en sus mentes. Ahora hay despidos masivos en las industrias (el acero ha muerto, cambios técnicos en los lugares de trabajo). Los despiden por cientos de miles y sus caras son de asombro.
«Entregué 35 años…»
«No está bien…»
«No sé qué hacer…»
Nunca pagan bastante a los esclavos para que sean libres, sólo lo suficiente para que sigan vivos y vuelvan a trabajar. Podía ver todo eso, ¿por qué ellos no? Ya me figuré que el banco del parque era igual de bueno o que la barra del bar era igual de buena. ¿Por qué no llegar allí primero antes de que me pusieran ellos? ¿Por qué esperar?
Escribí con disgusto contra todo eso y fue un alivio sacar la mierda de mi sistema. Y ahora estoy aquí, un supuesto escritor profesional, después de haberles entregado los 50 primeros años de mi vida, he encontrado que hay otras molestias más allá del sistema.
Recuerdo una vez, trabajando para un empaquetador en una empresa de iluminación, que uno de los empaquetadores dijo de pronto: «¡Nunca seré libre!».
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Uno de los jefes pasaba por allí (su nombre era Morrie) y dejó caer una buena risa, disfrutando el hecho de que este tipo estaba atrapado de por vida.
Así que, la suerte que a final he tenido escapando de esos lugares, no importa lo mucho que me llevó, me ha dado una cierta clase de gozo, el gozo feliz del milagro. Ahora escribo desde una mente vieja y un cuerpo viejo, mucho más allá del tiempo en que muchos hombres pensarían en continuar semejante cosa, pero ya que he empezado tan tarde me debo a mí mismo continuar. Y cuando las palabras empiecen a faltarme y me tengan que ayudar a subir las escaleras y no pueda distinguir un azulillo de un clip, siento que algo en mí va a recordar (no importa lo mal esté) cómo he atravesado el asesinato y el follón y la agitación, hasta llegar, al menos, a una manera generosa de morir.
No haber desperdiciado del todo una vida parece ser un logro que merece la pena, aunque sólo sea para mí.
Tu chico.
Hank
La historia y la carta de hoy también es un llamado a la motivación, pues cuando hay talento y voluntad no importa la edad, sino ir tras esa oportunidad que haga que todo valga la pena. Eso nos demuestra Bukowski.
Que la realidad no nos sumerga en simple fuerza de trabajo, en esclavos del capital, la reflexión es el comienzo.
ResponderEliminarCreo que es aplicable a la actualidad!
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