El día en que H.G Wells se quedó con la novia de Máximo Gorki

¡Hola, lector! La vida de los escritores más leídos de la historia no suele ser color de rosa, ya que muchos se embarcaron en la búsqueda de ese amor esquivo, platónico y profundo. Algunos lo encontraron por un tiempo; otros, como Máximo Gorki lo vieron pasar y lo acariciaron, pero jamás tuvieron el éxito merecido. Esta es la historia del drama de amor del escritor ruso y sus amores no correspondidos ¡Leamos! 

H.G Wells se quedó con la novia de Máximo Gorki
Imágenes tomadas de Pinterest. 

LOS AMORES DE MÁXIMO GORKI


Y ustedes me dirán:  Bryan ¿qué pinta aquí Wells? Pues te digo que el renombrado escritor de "La guerra de los mundos" aparece casi al final de esta historia y ya juzgarás tú, querido lector si lo que hizo Wells fue un acto de deslealtad. 

Pero primero partamos con Gorki. El autor del drama "Los bajos fondos" o la novela "La madre", jamás tuvo suerte con las féminas, él las quería, pero ellas siempre le pagaban mal. Cuando tenía 19 años el escritor era una persona muy solitaria, sus biógrafos incluso mencionan que intentó suicidarse, pero la bala le atravesó un pulmón y tuvo que vivir el resto de su vida padeciendo enfermedades pulmonares. 

Después del autoatentado se dio cuenta que tenía que ir al psiquiatra y éste le dijo "Encuentra a una joven que enteinda de amor. Te hará bien".  Ahora,  había un sentido, una misión para Gorki: la búsqueda de la chica ideal. 

EL PRIMER FRACASO AMOROSO DE MÁXIMO GORKI


La historia dice que Gorki encontró a una mujer 6 años mayor que él. Sin embargo, el romance fracasó, ella era casada y evidentemente se negó a abandonar a su marido por lo que se separaron. Al cabo de dos años volvieron a encontrarse y Gorki saltaba de felicidad al saber que estaba viviendo sola. Comenzaron a salir y vivieron en unos baños situados en el patio de la casa de un sacerdote alcohólico. Eso hacia la relación un tanto particular. 

El maestro Gorki vivía la sexualidad como algo difícil. Cuando era aún adolescente, acudía a  orgías sexuales sin formar parte de ellas. Se quedaba junto a la pared cantando canciones populares con la esperanza de expiar así los pecados de los que copulaban y ponerlos en el buen camino. Con los años describió estas escenas en la novela titulada: La vida de Klim Samguín. 

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EL SEGUNDO FRACASO AMOROSO


Por un tiempo, Gorki vivió con una muchacha prostituta, con la convicción de ponerla en el buen camino. Más adelante conoció a una actriz del Teatro del Arte de Moscú, María Adréieva, alumna de Stanislavski, pero ella también estaba casada. 

A continuación Gorki viajó a Estados Unidos con ella (a espaldas del marido) para tratar de reunir dinero y así apoyar la revolución, y adonde iba la presentaba como su mujer. Al final la prensa armó un escándalo y tachó al escritor de anarquista y polígamo. Tanto fue el alboroto que en los hoteles se negaban a alojarlos juntos, diciéndoles: "¿Se creen que esto es Europa?". De esta manera, Gorki no llegó a conseguir los fondos necesarios para la causa revolucionaria. Su amor se lo impidió. 

EL AMOR POR EL PUEBLO


Ya después de la revolución, Máximo Gorki se convirtió en un autor al que siempre buscan por ayuda. Se dice que una vez llegó ante él una joven poeta, estaba llorando; llevaba consigo un bebé, pero su pecho había dejado de producir leche. Apenas escuchó su caso, Gorki escribió una carta a la institución encargada de distribuir leche y, para apurar el trámite dijo que el niño era su propio hijo. 

Después de esa jugada muchas madres jóvenes fueron a buscarlo. Al poco tiempo el camarada encargado de la leche se rebeló y alzó la voz diciendo que no estaba en condiciones de ofrecer leche a tal cantidad de hijos de Gorki, y que el escritor debería estar avergonzado. 

El ÚLTIMO AMOR DE GORKI


Corría el año 1910 y una mujer de llamada María Benkendorf-Budberg, se convirtió en secretaria del escritor, tenía fama de ser una aventurera internacional y se rumoraba que tenía relación con el espionaje inglés. La llamaban la "mi lady rusa" por la protagonista de la novela de Alexandre Dumas: "Los tres mosqueteros".  

A pesar de los reproches y especulaciones, Gorki y María vivieron una historia de amor. Se fueron a vivir juntos y todo marchaba de maravilla. 

LA APARICIÓN DE H.G WELLS


Sucedió que llegó a Rusia el famoso escritor inglés de ciencia ficción, H.G. Wells. Al no encontrar una habitación de hotel, se alojó en casa de Gorki. Wellls escribió al respecto y también describió con repulsión a la mujer de Gorki:  

“Va desaliñada, unas inquietantes arrugas surcan su frente y tiene la nariz rota. Come deprisa, engullendo enormes bocados, bebe mucho vodka y su voz es ronca, grave, probablemente porque es una fumadora empedernida”.

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Eso no impidió que el escritor de "La guerra de los mundos", tenga una aventura con la mujer de Gorki. Supuestamente una noche "se equivocó de habitación" y por la mañana Gorki los descubrió en la misma cama. María trato de calamar la situación diciendo:  “¡Mira que eres…! ¡Incluso para la mujer más ardiente resultaría demasiado estar con dos escritores famosos a la vez! ¡Y, además, Herbert es mayor que tú!”.

Despues de la muerte de Gorki en 1936 ella se marchó a vivir a Londres. Una vez instalada la aventura con el Wells continuó y se convirtió en una relación estable. 

De María Benkendorf-Budberg se han dicho muchas cosas. Según cuentan, podía beber tal cantidad de ginebra sin diluir que nunca llegaba a emborracharse. Incluso en los últimos años de su vida bebía en la mañana cien gramos de vodka y, solo después, se sentaba a desayunar. A pesar de su relación no llegó a casarse con Wells. Tampoco pudo olvidar a Gorki. 

Espero, querido letor, que esta anécdota haya sido de tu gusto. Si es así, déjame un comentario en la casilla y no olvides unirte al canal de WhatsApp de Mar de fondo ¡Nos leemos en otro post! 



FUENTE: Rossíiskaia Gazeta.
Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

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