Descubre la intensa vida de Arthur Rimbaud: su relación con Verlaine, su poema “El barco ebrio” y el infierno de su poesía.
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Imagen tomada de Pinterest, editada en CVPro. |
Una infancia marcada por el talento y la ausencia
Desde muy joven, Jean Nicolas Arthur Rimbaud destacó por su brillantez. Su padre abandonó el hogar siendo él niño, y su madre, Vitalie Cuif, era una mujer estricta. Esta combinación de abandono y rigidez sembró en Rimbaud una sensibilidad exacerbada y una necesidad de huir: de su familia, del sistema, de sí mismo.
A los 15 años ya escribía versos con una madurez sorprendente y ganaba concursos escolares. Hablaba latín, griego y soñaba con la libertad. En plena guerra franco-prusiana, comenzó a escaparse de casa. Fue entonces cuando conoció por correspondencia a Paul Verlaine, quien lo invitaría a París, dando inicio a una de las relaciones más apasionadas y destructivas de la literatura.
Verlaine y Rimbaud: amor, escándalo y poesía
Un encuentro que sacudió la poesía francesa
Cuando Rimbaud y Verlaine se conocieron, la poesía fue solo una excusa. Entre el adolescente genio y el poeta parisino, casado y en crisis, nació una pasión intensa y conflictiva. Viajaron juntos por París, Londres y Bruselas, escandalizando a la sociedad con su amor homosexual —penado en ese tiempo— y su vida bohemia.
Durante esta etapa, Rimbaud escribió algunos de sus poemas más famosos como El barco ebrio y Una temporada en el infierno, mientras Verlaine le dedicaba Romanzas sin palabras.
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El disparo que selló el destino
Todo acabó en 1873 cuando Verlaine, alcoholizado y desesperado, le disparó a Rimbaud en Bruselas. Fue encarcelado por agresión y conducta inmoral. Rimbaud, herido física y emocionalmente, abandonó la relación… y poco después, la poesía.
El poeta vidente: transformar el alma por el lenguaje
Arthur Rimbaud tenía una teoría poética radical: “hay que ser absolutamente moderno”. Para él, el poeta debía desorganizar todos los sentidos para alcanzar lo desconocido. Esta visión se plasma en poemas como Iluminaciones y El barco ebrio, donde rompe con la métrica tradicional y explora imágenes oníricas, visiones lisérgicas y simbolismos extremos.
Su célebre frase, “Yo es otro”, revela su deseo de trascender el yo poético, de convertirse en canal de lo invisible. Así se volvió el poeta vidente, una figura profética que anticipó el surrealismo décadas antes de que existiera.
Una temporada en el infierno: poesía como exorcismo
Un texto desgarrador y confesional
Publicado en 1873, Une saison en enfer (Una temporada en el infierno) fue la única obra que Rimbaud publicó por cuenta propia. El libro es un ajuste de cuentas con su vida, su religión, su relación con Verlaine y con la poesía misma. Escrito en prosa poética, mezcla delirio místico, culpa, lucidez y desesperación.
“Yo soy de una raza inferior para toda la eternidad.”
Aquí el infierno no es el castigo divino, sino la lucidez insoportable del hombre moderno. El poeta se enfrenta a su propio fracaso, reniega de su rol de vidente y abandona la poesía como si esta ya no pudiera salvarlo.
El mensaje final: silencio y paciencia
La obra concluye con una frase ambigua:
“En el amanecer, armados de una ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades.”
Rimbaud deja entrever que quizá haya algo más allá del sufrimiento… pero no será la poesía quien lo revele, sino la vida misma.
El gran silencio: África, armas y anonimato
Sorprendentemente, a los 20 años, Rimbaud dejó de escribir para siempre. Se dedicó a vagar por Europa y luego por África, donde trabajó como comerciante, explorador e incluso traficante de armas. En Yemen y Etiopía, se convirtió en “el comerciante blanco”. Muchos que lo conocieron no sabían que había sido poeta.
En 1891 regresó a Francia enfermo de cáncer. Murió en Marsella a los 37 años.
El legado: del escándalo al mito
Aunque su carrera duró menos de cinco años, Arthur Rimbaud cambió la historia de la poesía. Inspiró a generaciones de escritores y artistas: André Breton, T. S. Eliot, Jim Morrison, Bob Dylan… todos encontraron en él un modelo de rebelión estética y vital.
Fue Verlaine quien, años después, rescató y publicó sus poemas, contribuyendo a que el mito de Rimbaud creciera. En su libro Los poetas malditos, lo describió como “un hombre de fuego, un alma que no soporta las cadenas”.
Frases inolvidables de Arthur Rimbaud
- “Yo es otro.”
- “Hay que ser absolutamente moderno.”
- “El amor hay que reinventarlo.”
Poemas esenciales de Arthur Rimbaud
- El barco ebrio
- Una temporada en el infierno
- Iluminaciones
- Poemas saturnianos
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Curiosidades sobre el poeta maldito
- Escribió toda su obra entre los 16 y 19 años.
- Abandonó la poesía sin explicación.
- Fue comerciante en África durante más de una década.
- Sus manuscritos fueron conservados por Verlaine.
- Su figura fue recuperada post mortem y elevada a mito.
El barco ebrio: fragmento
“Según iba bajando por ríos impasibles,me sentí abandonado por los hombres que sirgan:Pieles Rojas gritones les habían flechado,tras clavarlos desnudos a postes de colores...”
Este poema, escrito a los 17 años, es un canto de libertad, caos y belleza en estado puro. El barco es el alma del poeta que, libre de amarras, navega hacia lo desconocido.
Conclusión: Rimbaud, el poeta que eligió el silencio
Arthur Rimbaud fue un cometa que cruzó el cielo literario con una intensidad feroz. Su rebeldía no fue solo una pose: fue una búsqueda existencial, una quema deliberada de todos los puentes. Nos enseñó que el poeta no solo escribe con palabras, sino con su vida.
En tiempos donde el exceso de palabras nos abruma, el silencio de Rimbaud nos sigue hablando con fuerza. Y en cada lectura, Una temporada en el infierno nos recuerda que hay poemas que se escriben con sangre.