Anticipando su muerte: ¿qué escribió Arguedas en su diario?

Cuando leí por primera vez "El zorro de arriba y el zorro de abajo", la novela de José María Arguedas, me topé con una lectura compleja y hasta dispareja. Sin embargo ¿qué me ayudó a continuarla? pues fue el diario del mismo Arguedas que me acompañó durante ese viaje y es ahí que pude conocer las honda depresión y tristeza indeleble que acongojaba a nuestro padre literario. 

José María Arguedas
Imagen: https://bicentenario.gob.pe/
¿Qué pensaba Arguedas antes de morir? Esa es la pregunta, o ¿qué piensa alguien que ha perdido el sentido de la vida? El autor de "Los ríos profundos" no tuvo una vida fácil, desde niño tuvo que lidiar con la pérdida de su madre y luego venir a Lima a forjarse un futuro. Una sombra en la vida de Arguedas se ciñe sobre su infancia y ya al ocaso de su paso, poco antes de quitarse la vida, quiso plasmar en sus letras el último apego que sentía por la vida. Para él escribir era la única razón por la cual vivir, era el tratamiento contra esas ganas de morir. 

"En abril de 1966 ya hace algo más de dos años, intenté suicidarme. En mayo del 1944 hizo crisis una dolencia psíquica contraída en la infancia y estuve casi cinco años neutralizado para escribir [...]en abril de 66 esperé muchos días para que llegara el momento más oportuno par matarme. Mi hermano Aristides tiene un sobre que contiene las reflexiones que explican por qué no podía liquidarme tal y cual día. Hoy tengo miedo, no a la muerte misma sino a la manera de encontrarla. El revólver es seguro y rápido pero no es fácil conseguirlo", Santiago de Chile, 10 de mayo de 1968. 

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Creo que la edición de "El zorro de arriba y el zorro de abajo" que compré está bien estructurada; teniendo en cuenta que es una novela que debía pulirse más, es envolvente cómo vamos entrando en la psiquis de Arguedas. Hemos visto que ya veinte años atrás venía danzando con la idea de morir, pero precisamente (como muchos lo hacemos) en su diario y en sus ideas todavía había algo más que decir: 

"Escribo estas páginas porque se me ha dicho hasta la saciedad que si logro escribir recuperaré la sanidad. Pero como no he podido escribir sobre los temas elegidos, elaborados, pequeños o muy ambiciosos, voy a escribir sobre el único que me atrae: esto de cómo no pude matarme y cómo ahora me devano los sesos buscando una forma de liquidarme con decencia". 

Arguedas roza lo sarcástico, ironiza con las formas de morir, dice que no puede encontrar un revolver, piensa de que el ahorcamiento produce una mejor muerte, una más rápida. Pensaba también matarse en Obrajillo, Canta, en la sierra de Lima; donde tendría más contacto con la naturaleza, con la fauna, siempre jugando con los perros en los pueblos "como perro con perro" dijo. 

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Los últimos diarios de Arguedas están fechados entre el 20 de agosto y el 22 de octubre de 1969, en ellos leemos cómo el autor ha perdido la batalla y lamenta no poder concluir la novela que intentó construir para salvarse (su última carta); sin embargo dejó las ideas finales para sus personajes. Lo curioso es que la mayoría de ellos terminan también perdiendo la vida. 

"He luchado contra la muerte o creo haber luchado contra la muerte muy de frente, escribiendo este entrecortado.y quejoso relato. Yo tenía pocos y débiles aliados, inseguros; los de ella han vendido. Son fuertes y estaban bien resguardados por mi propia carne. Este desigual relato es imagen de la desigual pelea". 

Si me pongo a pensar bien, el relato está marcado por el estado de ánimo y esto es evidente en todos quienes escribimos. Sin embargo, la particularidad del texto de Arguedas está marcada, como él dice, por una lucha con la muerte. En algunos casos luchamos contra el desamor, el recuerdo, la ausencia; pero una de las batallas más duras es aquella que se libra contra las pocas ganas de vivir. Así lo sintió entonces José María Arguedas. 

"He sido feliz en mis llantos y lanzazos, porque fueron por el Perú; he sido feliz con mis insuficiencias porque sentía el Perú en quechua y en castellano". 

El 28 de noviembre de 1969, José María Arguedas se pegó un tiro en la cabeza en uno de los baños de la Universidad Agraria, donde fue docente; de hecho, dejó unas líneas para sus alumnos. Todo lo tenía pensado: "les dejo un sobre que contiene documentos que explican las causas de la decisión que he tomado. Profesores y estudiantes tenemos un vínculo en común que no puede ser invalidado por negación unilateral de ninguno de nosotros".

¿Por qué Arguedas escogió ese día?

"Elijo este día porque no perturbará tanto la marcha de la Universidad. Creo que la matrícula habrá concluido A los amigos y autoridades acaso les hago perder el sábado y domingos, pero es de ellos y no de la U". 

Tras cinco días de agonía, José María Arguedas dejó de existir el 2 de diciembre de 1969 en el hospital Rebagliati. Fisicamente desapareció, pero su espíritu y sensibilidad nos acompañan y acompañarán por generaciones. Este post es prueba de ello. 

Fuente: El zorro de arriba y el zorro de abajo. 


Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

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