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| Imagen elaborada con AI. |
La literatura latinoamericana está llena de encuentros memorables, pero pocos tan significativos como el que unió, en 1973, a dos gigantes del cuento y la narrativa breve: Jorge Luis Borges y Juan Rulfo. Aunque ninguno perteneció al Boom Latinoamericano, ambos fueron pilares fundamentales que influyeron en los escritores que sí integraron dicho movimiento.
Este artículo reconstruye, analiza y amplía la historia de aquella conversación inolvidable, e incluye el diálogo original tal como ha sido transmitido. Una joya literaria para quienes aman el arte del relato.
Borges y Rulfo: dos maestros que cambiaron la narrativa latinoamericana
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires en 1899 y es considerado uno de los escritores más influyentes de la historia universal. Maestro del cuento filosófico, creador de laberintos, espejos y mundos imposibles, Borges elevó el cuento a niveles inéditos. Obras como Ficciones y El Aleph definieron la literatura moderna.
Borges visitó México en tres oportunidades: 1973, 1978 y 1981. En su primera visita expresó un deseo especial: conocer a Juan Rulfo.
Juan Rulfo
Juan Rulfo, nacido en 1917, revolucionó la literatura latinoamericana con solo dos libros: El Llano en llamas y Pedro Páramo. Su lenguaje conciso, poético y cargado de humanidad transformó por completo la narrativa regional. Su influencia alcanzó a autores como Gabriel García Márquez, quien consideraba a Rulfo un referente absoluto.
Contexto del encuentro en 1973
En su primera visita a México en 1973, Borges pidió un favor muy particular a sus anfitriones: quería conversar con Juan Rulfo. Solicitó además que la reunión se realizara al atardecer, pues consideraba que las mañanas lo “derrotaban”. Su humor y sensibilidad estaban intactos pese a su ceguera total.
Así se organizó uno de los encuentros más fascinantes de la literatura hispanoamericana.
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Diálogo entre Jorge Luis Borges y Juan Rulfo
Rulfo: Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno que ya llegó. Usted sabe cómo lo estimamos y lo admiramos.
Borges: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.
Rulfo: ¡Qué amable! Usted dígame entonces Juan.
Borges: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.
Rulfo: No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, sólo Borges.
Borges: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente?
Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
Borges: Entonces no le ha ido tan mal.
Rulfo: ¿Cómo así?
Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.
Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.
Borges: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
TE RECOMIENDO, LECTOR: "Es que somos muy pobres", cuento de Juan Rulfo
¿Qué nos deja este diálogo?
1. Humildad de ambos autores
Rulfo se dirige a Borges con respeto absoluto, mientras Borges, como era su costumbre, rechaza el título de “maestro”. La conversación muestra la profunda admiración mutua.
2. Humor inteligente
Borges convierte temas como la muerte y la identidad en reflexiones ligeras y brillantes. Rulfo responde con la sobriedad irónica que caracteriza su narrativa.
3. Respeto y hermandad literaria
El diálogo revela que ambos se conocían, se leían y se admiraban. Borges veía en Rulfo una grandeza absoluta; Rulfo veía en Borges una galaxia literaria única.
Influencia en el Boom Latinoamericano
Aunque Borges y Rulfo no pertenecieron al Boom, fueron las bases sobre las que se construyó. Cortázar heredó el rigor y la imaginación de Borges, mientras que García Márquez encontró en Rulfo el impulso definitivo para escribir Cien años de soledad.
Autores eternos
El encuentro entre Jorge Luis Borges y Juan Rulfo en 1973 es una de las anécdotas más entrañables de la literatura latinoamericana. Su conversación, breve pero profunda, revela humor, sabiduría y una admiración mutua que trasciende generaciones.
Sigamos manteniendo vivos a estos dos maestros leyendo sus obras y compartiendo las historias que los reúnen.
Fuente: Revista Literaria "La Noche de las Letras".

Muy bueno!
ResponderEliminarGracias D
EliminarTe falta el comentario de cierre de Rulfo.
ResponderEliminarLo buscaré, sin duda!
EliminarMencionar a muchos escritores que aún viven. Para no intentar recordarlos cuando estén muertos. Porque veo que de vivos los ignoran,pero muertos todos fueron lo máximo
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