¡Buenos días, lectores y lectoras del Blog! La literatura refleja hondamente el sentir de los artistas, yo hablaría de la palabra justa en cuanto a aquella que expresa exactamente lo que pensamos. De eso se ha escrito mucho en la historia pero cada caso es único. Por eso, en este post comparto contigo la carta que dedicó la escritora Virginia Woolf a su amado esposo el mismo día que se quitó la vida. Una estremecedora historia que nos dejará pensando en la salud mental y en el amor ¡Leamos!
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¿Quién fue Virginia Woolf?
Virginia Woolf, fue una destacada escritora británica, afamada en el siglo XX. Nació el 25 de enero de 1882 y perdió lamentablemente la vida el 28 de marzo de 1941. Hablar de ella es comentar a una de las figuras más importantes de la literatura universal, pues fue una pionera en el uso de técnicas narrativas experimentales.
Se recuerda a Woolf por su estilo innovador y esa exploración de la conciencia y la psicología que aparecía en sus obras. Éstas abordan temas como la condición de la mujer, la naturaleza de la realidad, así como el paso el tiempo y la importancia de introspección. Entre sus libros más recodados están:
- La señora Dalloway (1925)
- Al faro (1927)
- Las Olas (1931)
Woolf universal
Si hablamos de Virgina Woolf es inevitable pensar también en figuras de la talla de James Joyce, Thomas Mann o el checo Franz Kafka. Todos grandes revolucionarios de la novela moderna. Woolf perfeccionó sus novelas experimentando con la estructura temporal y espacial de la narración.
Una de sus características principales fue el monólogo interior, procedimiento en el que expresa los pensamientos de un personaje en primera persona, en lo más hondo de sí; tal y como aparece en su. mente.
Woolf y una trágica decisión
Lamentablemente la escritora decidió acabar con su vida ahogándose voluntariamente en el río Ousse, muy cerca de su casa en Sussex, Inglaterra. La carta que dejó de despedida ha sido analizada por muchos de sus seguidores y estudiosos de su obra. A continuación el texto completo...
Querido:
Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.
V.
Todo parece indicar que la depresión estaba causando estragos en la mente de la escritora. La cara es reflejo del amor que sentía por su marido y la constante lucha para no decir adiós, hasta que ya no pudo más.
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La brillante escritora padecía de trastorno bipolar, que para aquella época se conocía como una enfermedad maniaco-depresiva, lo que la llevaba a repentinos cambios externos en el estado de ánimo, con episodios de manía desde euforia a tristeza profunda y desesperanza. Estos cambios influyeron definitivamente en su obra, que hoy desde ser apreciada y valorada por la calidad y la innovación con la que se dedicó a escribir.