¡Que tal, lector de Mar de fondo! Una de las ventajas de buscar literatura en internet es que no sabes cuándo te vas a encontrar con una historia conmovedora y fascinante, o descubrir una autora nueva como la que te voy a presentar hoy. Quedé conmovido por la vida de Delmira Agustini, la poeta Uruguaya a quien Rubén Darío elogió con gran entusiasmo y que tuvo trágico final ¡Leamos !
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| Imagen tomada de Biblioteca UM Noticias. |
DELMIRA AGUSTINI LA POETA MODERNISTA
Cada vez me convenzo más de que la vida de un artista está marcada por su sensibilidad, aquello que lo distingue y que en algunos casos lo lleva a un trágico final, como por ejemplo Maupassant que terminó con camisa de fuerza. Pero el caso de la poeta Delmira Agustini es también el caso de muchas mujeres que en la actualidad desafían las convenciones por ser ellas mismas en un mundo todavía más difícil
Digo esto porque Delmira Agustini fue una pionera de la poesía femenina del siglo XX, quien fue asesinada a manos de su su esposo, pero que dejó grabado su nombre en el Modernismo, una corriente literaria que para la época era liderada por los hombres.
Una sociedad difícil
Delmira Agustini nació el 24 de octubre de 1886 en Montevideo, Uruguay. Se crió en el seno de una familia burguesa, por lo que no tuvo contratiempos económicos; así, se permitió avanzar en el mundo escribiendo versos dedicados al cuerpo y el erotismo, temas bastante polémicos para la sociedad de su época. Pero eso a ella no le importaba.
Su madre era de origen argentino, y su padre, uruguayo, ambos brindaron a la pequeña Delmira el clima perfecto para poder educarse en el hogar con altos estándares; recibió clases de francés, pintura y música y el apelativo con que cariñosamente la llamaban sus padre fue 'La Nena'.
Esa sobreprotección de parte de sus progenitores, hizo que Delmira Agustini ocultara su rebeldía, aquella que emanaba desde su interior con el paso de los años. Su madre tenía un carácter autoritario y esto tuvo un efecto en ella mostrándose durante su adolescencia como una joven serena y dócil; pero con el tiempo la joven poetisa llegó incluso a ser animada por su madre a seguir escribiendo letras eróticas.
Con los años esas palabras encendidas y cargadas de erotismo lograron convertirse en versos que aparecieron en revistas como La Pètite Révue y Rojo y Blanco, cuando Delmira apenas contaba con 16 años. Su talento se abriría paso desde entonces.
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El modernismo y Delmira Agustini
Con los ánimos a tope, Agustini se convirtió en una poetisa bastante activa y poco a poco se hizo más conocida en su país natal. En 1907 publico su famosa selección de poemas "El libro Blanco" y años más tarde en 1910 "Cantos de la mañana". Este es un poema tomado de su primer poemario.
Girón de púrpura
Deja llegar mis labios á tus panales de oro.
Ah yo sé bien el precio de esa inefable miel!
Noble abeja de ensueños, del divino tesoro
Yo tomaré una gota como un fino joyel.
Yo doy miel por miel; guarda el aguijón sonoro
Á la carne burguesa que profana el vergel,
Á los que regatean tu Vida en la miel de oro
Calculando á la sombra sagrada del laurel.
Ah! esos labios gastados de cifras no aman mieles!
(Fragmento /El libro blanco).
Ese talento innato hizo que Delmira Agustini ocupase un lugar importante en la literatura Latinoamericana y femenina. Si bien su obra se encuadra en la corriente del Modernismo, dominada en su mayoría por hombres. Fue parte de ese movimiento que cortó con la línea estética de su época y supuso nuevos aires en la literatura hispanoamericana que ya comenzaba a forjar cambios formales en el ejercicio escrito, valiéndose de la exaltación de los sentidos, las imágenes y los lugares exóticos.
Elogiada por Rubén Darío
El talento de Delmira Agustini era innegable y no solo por su asiduos lectores, sino también por colegas de la talla de Rubén Darío, el poeta nicaragüense que en 1912 llegó a Montevideo y sostuvo un encuentro con ella. Inmediatamente quedó fascinado por su manera de escribir e incluso al redactar el prólogo de "Los cálices vacíos", señaló:
“De todas cuantas mujeres hoy escriben en verso ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini, por su alma sin velos y su corazón de flor. A veces rosa por lo sonrosado, a veces lirio por lo blanco. Y es la primera vez en que en lengua castellana aparece un alma femenina en el orgullo de la verdad de su inocencia y de su amor, a no ser Santa Teresa en su exaltación divina”.
Un adiós a la mujer, la poetisa y “La nena”
La poesía erótica de Delmira Agustini traspasó fronteras en una coyuntura dominada por el machismo de una sociedad donde la mujer vivía dentro de la casa, cuidaba el seno del hogar, solo salía acompañada por sus padres, donde las pautas de conducta se regían bajo una represión y moral victoriana. Ella rompe con todos eso y escribe su deseo femenino, desafiando los códigos morales como en "El intruso":
Amor, la noche estaba trágica y sollozante
Cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
Luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
Tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
Y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
Me encantó tu descaro y adoré tu locura.
Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
Y si tú duermes duermo como un perro a tus plantas!
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
Y tiemblo si tu mano toca la cerradura, Y bendigo la noche sollozante y oscura
Que floreció en mi vida tu boca tempranera!
El trágico final de Delmira Agustini
En 1913 Delmira Agustini tuvo la mala fortuna de se casarse con un joven comerciante llamado Enrique Job Reyes. Sin embargo, el matrimonio duró apenas 53 días y ella regresó a casa de sus padres, alegando malos tratos de su marido. Con el matrimonio convertido en un fracaso, la poetisa mantuvo una relación con el escritor argentino Manuel Ugarte, de quien llegó a estar profundamente enamorada.
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En 1914, exactamente en la tarde del 6 de julio y aun en proceso de divorcio, Delmira asistió a una cita en una habitación alquilada por su esposo Reyes. En aquel lugar su marido la asesinó de dos balazos y posteriormente, se suicidó.
Sin duda, querido lector, un final tráfico y temprano para una de las plumas más valientes de su época, pero cuya huella aún vive en la cultura popular uruguaya. ¿Qué te pareció la historia de Delmira? Te recomiendo leer algunos poemas que puedes encontrar en la red. ¡Nos leemos en otro post!