La carta de Ernest Hemingway a su "amor imposible" Marlene Dietrich

¡Hola, lectores! Es increíble cómo la vida de un escritor cobra relevancia no solo por su obra, sino también por los episodios más importantes de su propia historia. Hoy he decidido compartir contigo una carta del Nobel Hemingway a su "amor imposible", una famosa actriz alemana de quién quedó prendado en 1934 mientras navegaba en un trasatlántico francés ¡Esta es la genial historia! 

Ernest Hemingway a su "amor imposible" Marlene Dietrich
Imagen tomada de la web: librosobrelibro.com


La vida de Hemingway es sumamente apasionante, por eso escribí un par de artículos sobra los traumas que dejó la guerra en él. Pero la historia que te cuento hoy es de aquellas donde el amor se vuelve platónico y por más deseos que hiervan la sangre este no se puede consumar. 

Así le pasó a Ernest cuando en 1934 viajaba a bordo de un trasatlántico francés regresando de un safari en África y pudo conocer a la actriz Marlene Dietrich. Para el escritor de "El viejo y el mar" fue un flechazo a primera vista. 

El mundo estaba convulsionado, sobre todo en Europa cuando en unos años más estallaría la Segunda Guerra Mundial tras el apogeo de Alemania Nazi. En ese momento, la actriz dejaba atrás el horror que se estaba incubando y luego de asegurar sus piernas por un millón de dólares, viajaba cómodamente en aquel barco. 

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El flechazo también la alcanzó, pero ambos padecieron lo que se conoce como "amor no sincronizado", cada vez que uno alcanzaba cierto grado de soltería, el otro se sumergía en una nueva relación. 

La carta de Hemingway


Ambos artistas coincidieron en el Ritz parisino, noches de casta pasión donde parecía surgir el amor y que el alcohol acentuaba más. La rubia alemana caía rendida de placer en brazos del corpulento amante americano sobreviviente de la primera Gran Guerra. Con el tiempo se amaron secretamente y esto se pudo conocer gracias a las decenas de cartas que Hemingway le escribió entre 1949 y 1961. 

Cuando revisamos esta correspondencia, notamos que el ecritor emplea un lenguaje de corsario para cortejarla y se sirve de frases ingeniosas como "Eres tan hermosa que van a necesitar para tu pasaporte que te hagan fotografías de tres metros". 

Hace algunos años (2017) estás cartas fueron subastadas por casi 30.000 euros. En otra misiva ella le pide que vaya a visitarla a Finca Vigía en Cuba "Por favor, sé que te he amado siempre y te olvido a veces como me olvido de mi corazón que late. Pero late siempre", le implora el 12 de agosto de 1953.

¿Dónde están las cartas?

Años después María Riva, la hija de Dietrich, donó en 2003 treinta cartas que se suman a otras treinta y una que la actriz ya donó a la biblioteca de Boston y no a la filmoteca de Berlín, donde está la mayoría del legado de su madre, por considerar al autor “un tesoro nacional” para los Estados Unidos. 

Este grupo consta de treinta cartas que intercambiaron ambos artistas entre 1949 y 1959. Todas se encuentran por supuesto en la biblioteca del museo presidencial John F. Kennedy de Boston. 

Cuándo Hemingway y Dietrich comenzaron a escribirse, éste tenía cincuenta años y ella cuarenta y siente. Ambos tenían ya una edad madura y una amistad que duró hasta el día que el escritor se quitó la vida.  Sobre ello escribí lo siguiente: El trauma infantil que acabó con la vida de Ernest Hemingway 

Aquí fragmentos de las cartas de Hemingway a Marlene Dietrich

De H para D. 

19 de junio de 1950, Hemingway escribió lo siguiente “Eres tan hermosa que van a tener que hacer tus fotografías para el pasaporte de tres metros de altura”, tras lo que continúa con una pregunta. “¿En que te gustaría trabajar de verdad?. ¿En romper el corazón de todos los hombres por 10 centavos?. Sabes que siempre podrás romper el mío por cinco centavos, y aun así te devolveré la moneda”. Otra vez escribió “No puedo explicar por qué cada vez que te he rodeado en mis brazos me he sentido como en casa”. Termina la carta en un clímax casi insoportable diciendo “Te amo, te abrazo con fuerza y te beso con intensidad”.


De H para D. 

En 1951, Hemingway escribió a Dietrich una carta desde el calor tropical de Cuba, donde intentaba escribir “El viejo y el mar”. “El calor era demasiado intenso como para hacer el amor, si es que te lo puedes imaginar, excepto bajo el agua. Y eso es algo que nunca se me ha dado bien”.

La naturaleza platónica de este amor fue explicada por el propio escritor a su amigo (también escritor) A. E. Hotchner le dijo “Nunca nos acostamos. Sorprendente pero cierto.”. “[Fuimos] víctimas de una pasión no sincronizada. En los momentos en que mi corazón se hallaba disponible, mi Kraut se encontraba inmersa en alguna tribulación romántica; en las ocasiones en que Dietrich salía a la superficie a navegar con aquellos fabulosos ojos en busca de alguna isla, yo me encontraba sumergido”.

Sin embargo, fue ella quien no quiso consumar la relación. “Marlene, tú sabes muy bien que yo te amo. Fuiste tú la que tomaste la decisión en ese barco (...) No yo”, dice Hemingway en referencia a la decisión adoptada durante su primer encuentro.

De M para H. 

En 1951, ella se dirige al escritor como “Mi querido papá”, y continúa así “Creo que es un momento excepcional para decirte que pienso en ti constantemente. Leo tus cartas una y otra vez, y les hablo de ti a unos cuantos amigos. He cambiado tu fotografía de sitio, la he puesto en mi habitación y la miro con creciente sensación de impotencia”.


“Toi et moi hemos atravesado momentos de lo más amargos”, la escribió él en junio de 1950. “Y no me refiero únicamente a la guerra. Las guerras son lo de menos. Pero la vida, en general, es la parte más dura”.

Hemingway, a pesar de su reputación de mujeriego, refiriéndose a su cuarta esposa, Mary Welsh, en una carta de 1950, escribió “Mary sigue siendo en la cama la mejor mujer que he conocido nunca. Evidentemente, mi experiencia con otras es limitada, y, además, soy vergonzoso por naturaleza”.

En otra carta Hemingway dice también: “Sigue enojada todo lo que quieras. Pero detente en algún momento, hija, porque sólo hay una como tú en el mundo, y nunca jamás habrá otra, y me siento muy solo en este mundo cuando tú te enojas conmigo”, la escribió Hemingway, en respuesta al enfado de la Dietrich cuando supo que el escritor coqueteaba con una de sus rivales de la pantalla, la sueca Ingrid Bergman, compañera de Bogart en la película Casablanca.

TE RECOMIENDO, LECTOR: La carta Willian Faulkner que elogia la obra de Ernest Hemingway


En otras cartas también encontramos:



Mi muy querida Marlene: Te escribo ésta en la mañana temprano, a la hora en que la gente humilde y los soldados y marineros suelen levantarse, para enviarte unas letras por si te sientes sola o algo así.

Te beso fuerte. (...) Estaba demasiado caluroso para hacer el amor, salvo debajo del agua, y yo nunca fui muy bueno para eso.

Marlene, te amo por encima de todas las cosas, y lo sabes perfectamente (Cuba, 1950).

Lector, hemos llegado al final de un post más y espero que haya sido de tu agrado. Si te gusta el contenido literario en Mar de fondo, te animo a compartirlo y dejar un comentario ¡Nos leemos en otro artículo! 

Fuente: cartasfamosas.blogespot.com


Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

3 Comentarios

  1. Si nos transportamos a unas 5 décadas podríamos darnos cuenta de la importancia en las cartas. En particular conservo algunas de mi primer amor. Juan Camilo

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  2. LOS AMORES PLATONICOS SON SOLO ESO : UN DESEO INTENSO QUE ENTRE LINEA Y LINEA LOS AMANTES REVELAN SUS SUEÑOS VOLCANDO EN SUS CARTAS ESE AMOR ETERNO..

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