Ayer me levanté con una idea en la mente. Siendo 21 de julio pensaba en la presentación del libro "Invitación al viaje y otros cuentos inéditos", de mi autor favorito en la vida: Julio Ramón Ribeyro. Ya tenía el libro en mis manos desde el martes 16 que fue mi cumpleaños y me lo regaló mi novia para sorpresa mía. Entonces, solo debía esperar al domingo para asistir a la Feria Internacional del Libro de Lima, con la ilusión de sacar algunas tomas y por qué no una entrevista para este blog. Todo estaba planeado.
Mi objetivo era llegar una hora antes, incluso almorcé al medio día, tenía todo calculado porque los domingos no hay congestión vehicular y las pistas de Lima son como las minas de un lápiz. Sin embargo, el espíritu de Ribeyro se comenzó a apoderar de la tarde. Al llegar, había una fila tremenda para poder encontrar un lugar en el parqueo. Pero eso no me preocupaba pues todavía faltaba una hora para que empiece la presentación.
Entré raudo a la feria y me puse a buscar el auditorio "Clorinda Matto de Turner" hasta que lo encontré. Solo quedaba esperar en la fila para poder entrar al auditorio, qué más daba, faltaba todavía una hora, era lo que me repetía a cada momento.
Sin embargo, con el transcurrir de los minutos llegué a la conclusión de que todo era un chasco ¿por qué?
Pues nada más ribeyriano que llegar a la presentación oficial de los cuentos inéditos del 'flaco' (una hora antes) y quedarme en la fila porque se superó el aforo. Si alguno ha leído algún cuento suyo sabrá que este tipo de cosas les suele suceder a los personajes del 'flaco', me dije a mi mismo. No hay otra explicación y por eso no me molesté.
Según la RAE un "chasco" es una decepción que causa un suceso contrario a lo que se esperaba. Así que este chasco lo recibo con doble alegría; primero, porque una situación de este tipo es parte de la esencia de la obra de Ribeyro; y segundo, porque me da tanto gusto ver que el cariño y el interés por este autor está más vivo que nunca.
Ribeyro murió el 4 de diciembre de 1994 y han pasado casi 30 años. Por eso, me llama poderosamente la atención cómo bastaron cinco cuentos nuevecitos para desatar la ribeyromanía en la Feria.
He visto la bolsita con la portada del libro de Ribeyro en muchas manos y no me cabe duda de que al final estará entre los libros más vendidos de la Feria. ¡Qué gusto! Se lo merece, es un autor a quien se le reconoce mucho pero se le difunde poco y ya es hora de que las nuevas generaciones experimenten ese redescubrimiento de la obra del flaco, porque como él mismo dijo: En cada lector futuro el escritor renace.
Continuamos...