¡Hola, lectores! Nos reencontramos en un artículo más, pero esta vez para hablar de uno de los genios del cuento. Guy de Maupassant es por excelencia el referente de todo cuentista que se precie, y es que el escritor francés es considerado un maestro de la literatura de terror,; sin embargo a lo largo de vida padeció un sufrimiento físico que marcó sus textos. Hoy veremos de qué se trata ¡Leamos!
La vida de Guy de Maupassant
Ya he hablado sobre la locura que condenó a Maupassant en sus últimos días, al punto de terminar con una camisa de fuerza como lo relato aquí. Pero lo cierto es que la obra de Maupassant, tiene matices de una tragedia griega, ya que a sus personajes se les escapa las riendas del destino y la desgracia los aguarda a la vuelta de la esquina.
Maupassant estaba obsesionado con su muerte, aún siendo joven, pues se documentan intentos de suicidio por el sufrimiento físico y mental que parecía no tener cura. Todo indicaba que lo de Guy era hereditario, pues en su familia también habían antecedentes de males psíquicos y de cuerpo. Pero la primera advertencia fue la sífilis que contrajo de joven y que a lo largo de su vida lo hizo padecer de agudos dolores de cabeza.
Un joven Maupassant buscaba refugio en el alcohol y las drogas, sin embargo eran apenas alicientes para pasar el momento. Lo peor estaba por llegar.
El deterioro psíquico en sus obras
Es aquí donde nos detenemos para comentar algunas de las obras que guardan relación con el problema mental de Guy de Maupassant. Muchos de sus cuentos tienen esa marca personal del autor. Por ejemplo, en "La noche", se narra la historia de un hombre que se pierde en una noche infinita. Se trata de un relato en primera persona y comienza cuando el personaje principal manifiesta cuánto adora la vida nocturna y dice lo siguiente:
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“A medida que crece la sombra me siento distinto, más joven, más fuerte, más activo, más feliz”. Pronto, el relato adquiere matices fantásticos. Primero con sutileza: “El caso es que fue ayer. ¿Fue ayer? Sí, sin duda, a no ser que haya sido antes, otro día, otro mes, otro año. No lo sé. Debió ser ayer, pues el día no ha vuelto a amanecer, pues el sol no ha vuelto a salir”.
El protagonista de este cuento de Guy de Maupassant aprovecha esa noche infinita para visitar el teatro, caminar por los Campos Elíseos, pasar por el Arco del Triunfo de la bella París. Todo, magníficamente narrado, hasta que un escalofrío se apodera del narrador: "una emoción imprevista y poderosa".
Con el paso de las horas todo parece morir, apagarse, París parece muerta. De pronto se da con que el bulevar está vacío "ya no habían cafés luminosos". Aquí comenzamos a experimentar lo fantástico. El protagonista de este cuento de Maupassant empieza a buscar explicaciones, pero los pocos con quiénes se cruza no le contestan y pronto llega a comparar las calles con un bosque. Grita, para que venga la policía, pero nadie a parece. Al final se descubre solo, perdido en una ciudad que conoce a la perfección, su desesperación es inútil porque el mañana nunca llega.
Este relato apareció en 1887 cinco años antes del último intento de suicidio de Maupassant para luego ser internado en una clínica de Passy.
El Horla
Tal vez El Horla sea uno de los cuentos más recordados de Maupassant junto a Bola de sebo, pero de estos dos el primero es el que expresa más el estado mental del autor. Estamos sin duda ante una obra maestra de la literatura de horror.
En El Horla el protagonista cae enfermo y guarda cama. Antes de acostarse deja una jarra con agua y otra de leche en la mesa de noche. Cuando la mañana siguiente las ve vacías, comienza a sospechar de que alguien se aprovecha de su sueño para entrar en la habitación. Atormentado por esta posibilidad intenta sorprender al intruso, pero fallan los intentos.
La intranquilidad del personaje de Maupassant se torna grave cuando empiezan a aparecer más sucesos paranormales. Por ejemplo, un día mientras da un paseo por el jardín, observa que una flor es arrancada de la tierra por unas manos invisibles y alzada como si alguien quisiera olería.
Para contener ese temor, el personaje recurre a un libro de seres paranormales y encuentra las características de El Horla. Desde ese momento se va librando una guerra contra este ser y por la cual perderá todo lo que tiene, su casa, su vida y el tiempo que empleará para tratar de acabar con ese visitante inoportuno. Teniendo en cuenta los problemas mentales del escritor, puede tratarse más bien una lucha (no contra El horla), contra la psicosis que había desarrollado.
La obra completa de Maupassant
Si bien no podemos decir con exactitud qué relatos o escenas son sustancialmente producto de la psicosis del autor, lo cierto es que repasarlas es clave para entender la inspiración de este genio. Recordemos que su año de servicio militar durante la guerra franco-prusiana está inmortalizado en cuentos como Mademoiselle Fifi, La loca y Bola de sebo, publicados en 1880 y que lo catapultó a la fama.
También, al pasar su infancia en una finca, pudo familiarizarse con el campo y lo plasmó en relatos como Historia de una moza de hacienda, Una partida de campo y En el campo.
La noches y El Horla
Hemos seleccionado dos relatos de Maupassant para explicar ese proceso de delirio y locura en su obra. Dos relatos de horror escritos en sus últimos años y que encajan bien con la descripción que hemos hecho de él.
También vimos afianzar su faceta terrorífica con relatos como Madame Hermet y Un loco, que cuenta la historia de un juez a quien, después de morir, se le descubre culpable de una serie de asesinatos; o el Ahogado y Aparición, donde vemos al fantasma de una mujer que se le aparece en circunstancias inquietantes al protagonista de la historia.
Si bien no todos los cuentos de. Maupassant revelan su locura, es cierto que hubo una evolución desde sus inicios cuando escribía con guiños siniestros pero con comedia, que poco a poco fue cambiando por el terror, la angustia y la muerte.
Sin embargo, no todo fue gris en la vida de Maupassant, pues de joven era un gran remero y todo un galán en los salones de París. Incluso Flaubert diría de él: "siempre con las mujeres, grandísimo cerdo".
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Todo cambió cuando, antes de comenzar su carrera literaria, contrajo sífilis y eran claros los efectos neurodegenerativos. Además, en 1889 murió su hermano, Hervé, preso de una afección nerviosa que era una réplica de aquella que mató a su madre en 1877, y de síntomas similares a los que padecía Guy.
Quizás presagiando su muerte, Maupassant se lanzó a escribir novelas y libros de cuentos que publicaba con pocos meses de distancia. Por otro lado, Intentaba enriquecer su creatividad consumiendo cocaína, hachís, éter y otras drogas, lo que hacia que su salud se deteriore más rápido. Siguió escribiendo, pero se detuvo en 1891, cuando, en enero, publicó su último relato. Después, intentó suicidarse.
La muerte de Maupassant
Al final de su vida, los brazos de Maupassant estaban surcados de cicatrices y cada corte que se hacia provocaba una pérdida de sangre que lo dejaba peor, pero no lo mataba. Perturbado, llegó a escribir: “Tengo miedo de mí mismo. Tengo miedo del miedo, pero sobre todo tengo miedo de la espantosa confusión de mi espíritu, de mi cordura, sobre la cual ya no tengo dominio”.
Mientras estuvo internado se volvió amigo del doctor Blanche, un experto en enfermedades nerviosas. Fue hallado muerto en su habitación el 6 de julio de 1893. La causa de su muerte es un misterio, pero muchos dicen que el propio doctor Blanche pudo ayudarlo a bien morir dándole más pastillas de lo habitual.
Si te gustó esta historia, lector, no dudes en dejar un comentario. ¿Qué cuentos recuerdas de Maupassant? Conocías estos episodios de su vida ¡Nos leemos en otros post!
Es una fortuna para mí haberme encontrado contigo, un joven apasionado por la literatura, generoso y c. on talento. Tu seleccion de textos y autores , a mi entender es impecable, así como las características de las biografías biográficas de.excelsos autores. He leído a Maupassant, pero no en edtos tipos de vuentos donde incursiona lo fantástico, más bien los que involucran a la guerra Franci prusiana,ycomo dos amigos, exquisito a mi entender. Reitero felicitacuones.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLa fortuna la tengo yo por tener lectores tan comprometidos como tú! te mando un abrazo
EliminarGracias por los cuentos y las historias, seguro nos ayudan en muchos aspectos
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