¿Qué es gramática?
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El discurso de Gabriel García Márquez
A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!»El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe. Ahora sabemos, además, que los mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios especial para las palabras.
La polémica por el discurso de Gabriel García Márquez
Sería absurdo que los que guardan la virginidad de la lengua estuvieran contra sí mismos. Pero la mayoría parece haber hablado sin conocer el texto completo de mi discurso, sino sólo fragmentos más o menos desfigurados en despachos de agencias. En todo caso es increíble que a la hora de la verdad hasta los más liberales sean tan conservadores.
También dije que humanicemos las leyes de la gramática. Y humanizar, según el mismo diccionario, tiene dos acepciones. La primera: ‘hacer a alguien o algo humano, familiar o afable’. La segunda, en pronominal: ‘Ablandarse, desenojarse, hacerse benigno’. "¿Dónde está el pecado?".
¿Qué pensaba García Márquez de su ortografía?
Además, mi ortografía me la corrigen los correctores de pruebas. Si fuera un hombre de mala fe diría que ésta es una demostración más de que la gramática no sirve para nada. Sin embargo la justicia es otra: si cometo pocos errores gramaticales es porque he aprendido a escribir leyendo al derecho y al revés a los autores que inventaron la literatura española y a los que siguen inventándola porque aprendieron con aquellos. No hay otra manera de aprender a escribir.
Por eso dije y repito que debería jubilarse la ortografía. Me refiero, por supuesto, a la ortografía vigente, como una consecuencia inmediata de la humanización general de la gramática. No dije que se elimine la letra hache, sino las haches rupestres. Es decir, las que nos vienen de la edad de piedra. No muchas otras, que todavía tienen algún sentido, o alguna función importante, como en la conformación del sonido che, que por fortuna desapareció como letra independiente.
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Un revolucionario de las bes y las uves y acentos
Este fue uno de los temas más polémicos de lo que dijo Gabriel García Márquez sobre la gramática. Él mencionó que no faltan los cursis de salón o de radio y televisión que pronuncian la be y la ve como labiales o labidentales, al igual que en las otras lenguas romances. Sin embargo, aseguró que nunca pidió que se eliminara una de las dos, solo señaló el caso con la esperanza de que se busque algún remedio para otro de los más grandes tormentos de la escuela.
Tampoco dije que se eliminara la ge o la jota. Juan Ramón Jiménez reemplazó la ge por la jota, cuando sonaba como tal, y no sirvió de nada. Lo que sugerí es más difícil de hacer pero más necesario: que se firme un tratado de límites entre las dos para que se sepa dónde va cada una.
En cuanto los acentos
Creo que lo más conservador que he dicho en mi vida fue lo que dije sobre ellos: pongamos más uso de razón en los acentos escritos. Como están hoy, con perdón de los señores puristas, no tienen ninguna lógica. Y lo único que se está logrando con estas leyes marciales es que los estudiantes odien el idioma.
La diferencia entre los gramáticos y los escritores
Uno podría pensar (desde la perspectiva de Gabo) que no se habla de gramáticos, sino de dramáticos. El Nobel colombiano deja en claro que tanto el gramático como el escritor tienen oficios distintos y es la dialéctica distinta la que generó el debate.
Para García Márquez la raíz de aquella falsa polémica es que los escritores son quienes tienen el oficio feliz de enfrentarse y embarrarse con el lenguaje todos los días de sus vidas. Mientras que los gramáticos y lingüistas no. "Somos los que sufrimos con sus camisas de fuerza y cinturones de castidad. A veces nos asfixiamos, y nos salimos por la tangente con algo que parece arbitrario, o apelamos a la sabiduría callejera". dijo y agregó:
Por ejemplo: he dicho en mi discurso que la palabra condoliente no existe. Existen el verbo condoler y el sustantivo doliente , que es el que recibe las condolencias . Pero los que las dan no tienen nombre. Yo lo resolví para mí en El General en su laberinto con una palabra sin inventar: condolientes . Se me ha reprochado también que en tres libros he usado la palabra átimo, que es italiana derivada del latín, pero que no pasó al castellano. Además, en mis últimos seis libros no he usado un sólo adverbio de modo terminado en mente, porque me parecen feos, largos y fáciles, y casi siempre que se eluden se encuentran formas bellas y originales.
Sin duda Gabriel García Márquez tenía toda la autoridad para poder referirse al uso del lenguaje, para él el deber de los escritores no es conservar el lenguaje sino abrirle camino en la historia. Visto de ese modo Gabo sabía que lo gramáticos explotaban en ira con los desatinos, pero los del siglo siguiente los recogen como genialidades de la lengua.
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Es encantador y nos permite alejarnos del miedo y el terror de escribir. Tener pudor para exponer tu opinion tu pensamiento sin conocer las reglas gramaticales es como desnudarse ante los puritanos!!
ResponderEliminarGabo tenía toda la licencia :)
EliminarQue difícil es escribir algo, cuando la palabra es una maravilla.
ResponderEliminarGracias por este artículo. Me encanta la distinción que Márquez hace entre el escritor y el gramático.
ResponderEliminarDe nada :) me alegro que lo compartas :D
EliminarPerfecto, los escritos de Gabo tienen esa mezcla de palabras que para entenderlas tienes que haber nacido a este otro lado mar, no interesa la gramática, lo que interesa es llevar la cultura latinoamericana en las venas.
ResponderEliminarAsí es! creo que valoramos y respetamos los textos que hemos heredado
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