¡Hola, lectores! En este post les traigo un excelente relato de Charles Bukowski protagonizado por 茅l mismo. Se trata del dif铆cil trabajo como cargador de carnes de un hombre de 50 a帽os perseguido por sus traumas de la infancia ¡Cuentazo!
![]() |
Imagen Editada en CVPro. |
KID STARDUST EN EL MATADERO
La suerte me hab铆a vuelto a abandonar y estaba demasiado nerviosa por el exceso de bebida; desquiciado, d茅bil; demasiado deprimido para encontrar uno de mis trabajos habituales como recadero o mozo de almac茅n con qu茅 tapar agujeros y reponerme un poco, as铆 que baj茅 al matadero y entr茅 en la oficina.
¿No te he visto ya?, pregunt贸 el tipo.
No, ment铆 yo.
Hab铆a estado all铆 dos o tres a帽os antes, hab铆a pasado por todo el papeleo, revisi贸n m茅dica y dem谩s, y me hab铆an llevado escaleras abajo, cuatro plantas, y cada vez hac铆a m谩s fr铆o y los suelos estaban cubiertos de un brillo de sangre, suelos verdes. , paredes verdes, me hab铆an explicado mi trabajo, que era apretar un bot贸n y luego por un agujero de la pared sal铆a un ruido como un estruendo de defensas o elefantes desplom谩ndose, y llegaba la cosa… algo muerto, mucho, sangriento, y el tipo me dijo, lo coges y lo echas al cami贸n y luego aprietas el timbre y ya llega otro, y despu茅s se larg贸, cuando vi que se iba me quit茅 la bata, el casco met谩lico, las botas (tres n煤meros menos que el que yo uso). ), sub铆 otra vez la escalera y me largu茅 de all铆, y ahora estaba de vuelta, tronado otra vez.
Pareces un poco viejo para el trabajo.
Quiero endurecerme, necesito trabajo duro, muy duro, ment铆.
¿y puedes aguantarlo?
Otra cosa no tendr茅, pero coraje s铆. Fui boxeador, y bueno.
¿Ah s铆?
si.
Vaya, se te nota en la cara, deb铆an darte duro.
De lo de la cara no hagas caso, yo ten铆a un juego de brazos magn铆fico, todav铆a lo tengo, lo de la cara es porque tuve que hacer algunas tongos y ten铆a que parecer verdad.
sigo el boxeo, no recuerdo tu nombre.
Peleaba con otro nombre, Kid Stardust.
¿Ni帽o Polvo de Estrellas? No recuerdo a ning煤n Kid Stardust.
pele茅 en Am茅rica del Sur, en 脕frica, en Europa, en las Islas, en peque帽as ciudades, por eso hay ese hueco en mi historial de trabajo… no me gusta poner que fui boxeador porque la gente cree que hablo en broma o que miento, lo dejo en blanco y se acab贸.
vale, vale, sube a que te hagan la revisi贸n m茅dica, ma帽ana a las nueve y media te pondremos a trabajar, ¿dices que quieres trabajo duro?
$ads={2}
Bueno, si tienen otra cosa…
no, en este momento no. sabes, aparentemente cerca de cincuenta, no s茅 si darte el trabajo… no nos gusta la gente que nos hace perder el tiempo.
Yo no soy gente: soy Kid Stardust.
vale, vale, dijo riendo, ¡te pondremos a TRABAJAR!
No me gust贸 el tono.
dos d铆as despu茅s cruc茅 la puerta y entr茅 en el garito de madera y le ense帽茅 a un viejo la tarjeta con mi nombre: Henry Charles Bukowski, hijo, y el viejo me mand贸 al muelle de descarga: ten铆a que ver a Thurman. Fui hasta all铆, hab铆a una fila de hombres sentados en un banco de madera y me miraron como si fuese un homosexual o una canasta de baloncesto.
yo les mir茅 con lo que supuse tranquilo desd茅n y mascull茅 con mi mejor acento golfo:
¿D贸nde est谩 Thurman? Tengo que ver a ese tipo.
Alguien se帽al贸.
¿Thurman?
¿S铆?
Trabajo para ti.
¿si?
S铆,
me mir贸.
¿Y las botas?
¿botas? no tengo, dije.
Saqu茅 un par de botas de debajo del banco y me las dio. viejas, duras, tiesas, me las puse, la historia de siempre: tres n煤meros menos, me encog铆an y me espachurraban los dedos.
Luego me dio una bata ensangrentada y un casco met谩lico, all铆 me qued贸 de pie mientras 茅l encend铆a un cigarrillo, empuj贸 la cerilla con un floreo tranquilo y varonil.
vamos.
Eran todos negros y cuando me acerqu茅 me miraron como si eran musulmanes negros, yo mido casi uno ochenta, pero todos eran m谩s altos que yo, y, si no m谩s altos, por lo menos dos o tres veces m谩s anchos.
¡Charley!, dijo Thurman.
Charley, pens茅. Charley, como yo. qu茅 bien.
sudaba ya bajo el casco met谩lico.
¡¡dale TRABAJO!!
dios m铆o oh dios m铆o. ¿Qu茅 hab铆a sido de las noches pl谩cidas y dulces? ¿Por qu茅 no le pas贸 esto a Walter Winchey que cree en el sistema norteamericano? ¿No era yo uno de los estudiantes de antropolog铆a m谩s inteligentes de mi promoci贸n? ¿Qu茅 pas贸?
Charley me llev贸 hasta un cami贸n vac铆o de media manzana de largo que hab铆a en el muelle.
Espera aqu铆.
luego llegaron corriendo algunos de los musulmanes negros con carretillas pintadas de un blanco grumoso y s贸rdido, un blanco que parec铆a mezclado con mierda de pollo, y cada carretilla estaba cargada con monta帽as de jamones que flotaban en sangre acuosa y fina, no, no flotaban en sangre, se asentaban en ella, como plomo, como balas de ca帽贸n, como muerte.
uno de los tipos salt贸 al cami贸n detr谩s de m铆 y el otro empez贸 a tirarme los jamones y yo los cog铆a y se los tiraba al que estaba detr谩s de m铆 que se volv铆a y echaba el jam贸n en la caja, los jamones ven铆an deprisa, DEPRISA, y pesaban, pesaban cada vez m谩s. en cuanto lanzaba un jam贸n y me volv铆a, ya hab铆a otro de camino hacia m铆 por el aire, comprend铆 que quer铆an reventarme, pronto sudaba y sudaba como si se hubieran abierto grifos, y me dol铆a la espalda y me dol铆an las mu帽ecas, y me dol铆an. los brazos, me dol铆a todo y hab铆a agotado hasta el 煤ltimo gramo de energ铆a, apenas pod铆a ver, apenas pod铆a obligarme a agarrar un jam贸n m谩s y lanzarlo, un jam贸n m谩s y lanzarlo, estaba embadurnado de sangre y segu铆a agarrando el suave muerto pesado FLUMP con mis manos, el jam贸n ced铆a un poco, como un culo de mujer, y estaba demasiado d茅bil para hablar y decir eh, qu茅 demonios pasa, amigos… los jamones segu铆an llegando y yo giraba, clavado, como un hombre clavado bajo el casco met谩lico, y ellos segu铆an trayendo a toda prisa carretillas llenas de jamones jamones jamones y al fin todas se vaciaron, y yo me qued茅 all铆 tambaleante, respirando la amarillenta luz el茅ctrica, era de noche en el infierno, bueno, siempre me hab铆a gustado el trabajo nocturno.
¡vamos!
me llevaron a otro local, arriba en el aire en una gran compuerta elevada en la pared del extremo hab铆a media ternera, o quiz谩s fuese una ternera entera, s铆, eran terneras enteras, ahora que lo pienso, las cuatro patas, y una de ellas sal铆a del agujero sujeta en un gancho, reci茅n asesinada, y se par贸 justo sobre m铆, colgada all铆 justo sobre mi cabeza de aquel gancho.
acaban de asesinarla, pens茅, han asesinado a ese maldito bicho, ¿c贸mo pueden distinguir un hombre de una ternera? ¿C贸mo saben que yo no soy una ternera?
VENGA… ¡MEN脡ALA!
¿men茅ala?
eso es: ¡BAILA CON ELLA!
¿que?
¡Pero qu茅 co帽o pasa! ¡GEORGE, ven aqu铆!
George se puso debajo de la ternera muerta, la agarr贸. ONU. corri贸 hacia adelante. DOS. corri贸 hacia atr谩s. TRES, corri贸 hacia delante mucho m谩s. la ternera qued贸 casi paralela al suelo, alguien presion贸 un bot贸n y George qued贸 abrazado a ella, lista para las carnicer铆as del mundo, lista para las bien descansadas chismosas y chifladas amas de casa del mundo a las dos en punto de la tarde con sus batas. de casa, chupando cigarrillos manchados de carm铆n y sintiendo casi nada.
me pusieron debajo de la ternera siguiente.
ONU.
DOS.
TRES.
la ten铆a, sus huesos muertos contra mis huesos vivos, su carne muerta contra mi carne viva, y el hueso y el peso me aplastaban; Pens茅 en 贸peras de Wagner, pens茅 en cerveza fr铆a, pens茅 en un lindo chochito sentado frente a m铆 en un sof谩 con las piernas alzadas y cruzadas y yo tengo una copa en la mano y hablo lenta, pausadamente abri茅ndome paso hacia ella y hacia la mente. en blanco de su cuerpo y Charley aull贸 ¡CU脡LGALA DEL CAMI脫N!
camin茅 hacia el cami贸n, por la aversi贸n a la derrota que me inculcaron de muchacho en los patios escolares de Norteam茅rica supe que no deb铆a dejar que la ternera cayera al suelo, porque eso demostrar铆a que era un cobarde, que no era un hombre y que, en consecuencia, nada merec铆a, solo burlas y risas y golpes, en Norteam茅rica tienes que ser un ganador, no hay otra salida, y tienes que aprender a luchar porque s铆 y se acab贸, sin preguntas, y adem谩s si soltaba la ternera quiz谩s tuviera que volver a recogerla, adem谩s se ensuciar铆a, yo no quer铆a que se ensuciase, o m谩s bien… ellos no quer铆an que se ensuciase.
llegu茅 al refugio
¡CU脡LGALA!
el gancho que pend铆a del techo estaba tan romo como un pulgar sin u帽a. dejabas que el trasero de la ternera se deslizase hacia atr谩s e ibas por lo de arriba, empujabas la parte de arriba contra el gancho una y otra vez pero el gancho no enganchaba. ¡¡MADRE M脥A!! era todo cart铆lago y grasa, duro, duro.
¡VAMOS! ¡VAMOS!
utilic茅 mi 煤ltima reserva y el gancho enganch贸, era una hermosa visi贸n, un milagro, el gancho clavado, aquella ternera colgando all铆 sola completamente separada de mi hombro, colgando para el chismorreo bata de casa y carnicer铆a.
¡MU脡VETE!
un negro de unos ciento quince kilos, insolente, 谩spero, fr铆o, criminal, entr贸, colg贸 su ternera tranquilamente y me mir贸 de arriba abajo.
¡Aqu铆 trabajamos en cadena!
vale, campe贸n.
me puse delante de 茅l. Otra ternera me esperaba, cada una que agarraba estaba segura de que ser铆a la 煤ltima que podr铆a agarrar, pero me dec铆a.
una m谩s
solo uno mas
Luego
lo dejo
A la
mierda.
ellos estaban esperando que me rajara, lo ve铆a en sus ojos, en sus sonrisas cuando cre铆an que no miraba, no quer铆a darles el placer de la victoria, agarr茅 otra ternera, como el campe贸n que hace el 煤ltimo esfuerzo, agarr茅 otra ternera.
Pasaron dos horas y entonces alguien grit贸 DESCANSO.
lo hab铆a conseguido, un descanso de diez minutos, un poco de caf茅 y ya no podr铆an derrotarme, fui tras ellos hacia un carrito que alguien hab铆a tra铆do, vi elevarse el vapor del caf茅 en la noche; vi los bollos y los cigarrillos y las pastas y los emparedados bajo la luz el茅ctrica.
¡EH, T脷!
Era Charley. Charley, como yo.
¿S铆, Charley?
antes de tomar el descanso, lleva ese cami贸n a la parada dieciocho.
Era el cami贸n que acab谩bamos de cargar, el de media manzana de largo, la parada dieciocho quedaba al otro extremo del patio.
TE RECOMIENDO, LECTOR: De Poe a Bukowski: el alcohol y los escritores m谩s famosos de la historia
consegu铆 abrir la puerta y subir a la cabina, ten铆a un asiento blando de suave piel y era tan agradable que me di cuenta de que si me descuidaba caer铆a dormido all铆 mismo, yo no era un camionero. mir茅 por abajo y vi como media docena de mandos, palancas, frenos, pedales y dem谩s, di vuelta a la llave y consegu铆 encender el motor, fui probando pedales y palancas hasta que el cami贸n empez贸 a rodar y entonces lo llev茅 hasta el fondo del patio, hasta la parada dieciocho, pensando constantemente: cuando vuelva, ya no estar谩 el carrito, era una tragedia para m铆, una verdadera tragedia, aparqu茅 el cami贸n, apagu茅 el motor y qued贸 all铆 sentado unos instantes paladeando la suave delicia del asiento de piel. , luego abr铆 la puerta y sal铆, no acert茅 con el escal贸n o lo que fuese y ca铆 al suelo con mi bata ensangrentada y mi maldito casco met谩lico como si me hubieran pegado un tiro, no me hice da帽o, ni siquiera lo sent铆, me levant茅 justo a tiempo para ver c贸mo se alejaba el carrito y cruzaba la puerta camino de la calle.
les vi dirigirse de nuevo al muelle riendo y encendiendo cigarrillos.
me quit茅 las botas, me quit茅 la bata, me quit茅 el casco met谩lico y fui hasta el garito del patio de entrada, tir茅 bata, casco y botas por encima del mostrador. El viejo me mir贸:
vaya, as铆 que deja esta BUENA colocaci贸n…
diles que me manden por correo el check de mis dos horas de trabajo o si no que se lo metan en el culo ¡me da igual!
Sal铆, cruc茅 la calle hasta un bar mexicano y beb铆 una cerveza, luego cog铆 el autob煤s y volv铆 a casa, el patio escolar norteamericano me hab铆a derrotado otra vez.
FIN
AVISO LEGAL: Los cuentos, poemas, fragmentos de novelas, ensayos y todo contenido literario que aparece en Mardefondo podr铆an estar protegidos por los derechos de autor (copyright). Si por alguna raz贸n los propietarios no est谩n conformes con el uso de ellos, por favor escribirnos y nos encargaremos de borrarlos inmediatamente.
Si te gust贸 el post d茅jame un comentario, comp谩rtelo o s铆gueme aqu铆 al WhatsApp de Mar de fondo y aqu铆 tambi茅n al TikTok de Mar de fondo