Luis de Góngora y Argote: El genio barroco que dividió a España en dos

Descubre la vida y obra de Luis de Góngora, el gran poeta del Siglo de Oro. Estilo culterano, rivalidad con Quevedo y legado literario.

uis de Góngora y Argote: El genio barroco
Imagen generada con AI. 


Góngora, el poeta que hablaba en barroco

Luis de Góngora y Argote no fue solo un poeta. Fue una revolución lingüística con pluma en mano. Cuando el común de los mortales hablaba claro, él tejía versos como laberintos. Su estilo, conocido como culteranismo o gongorismo, transformó el español en una lengua casi alquímica: oscura, sonora, desbordante. Amado por unos, detestado por otros, Góngora fue el centro de una batalla literaria que dividió a su época y aún hoy fascina.

Infancia y juventud de Luis de Góngora

Córdoba, cuna de un poeta barroco

Luis de Góngora y Argote nació el 11 de julio de 1561 en Córdoba, una ciudad que ya hervía con historia y culturas superpuestas. Pertenecía a una familia noble —aunque venida a menos— y desde pequeño fue marcado por el ambiente eclesiástico, ya que su padre era juez de bienes de la Inquisición.

Desde joven, Góngora mostró una inclinación natural hacia la poesía, influido por las formas clásicas y renacentistas que luego subvertiría. Su talento era innegable, pero lo más importante es que desde sus primeros versos ya se vislumbraba el tono culto y retorcido que más tarde lo haría famoso… o infame.

Estudios en Salamanca

En 1576, ingresó al Colegio Mayor de Santa Cruz en la Universidad de Salamanca, donde cursó estudios de Derecho Canónico. Sin embargo, su verdadera vocación no era el derecho ni el sacerdocio: era la poesía.

Fue en esta etapa cuando adoptó el segundo apellido “Góngora” como nombre literario, pues hasta entonces se llamaba simplemente Luis Argote. En Salamanca comenzó a desarrollar su voz propia y escribir sonetos, romances y letrillas que lo harían destacar en los círculos intelectuales.

Carrera eclesiástica y vida en Córdoba

Canónigo sin vocación

Aunque tomó órdenes menores y se convirtió en canónigo de la catedral de Córdoba, lo cierto es que su vocación religiosa era más administrativa que espiritual. Usó su cargo para sostenerse económicamente, pero nunca se destacó por devoción o ascetismo.

Su vida en Córdoba fue una mezcla de deber e inspiración. Alternaba su trabajo en la iglesia con una intensa vida intelectual y literaria. Participaba en justas poéticas, intercambiaba cartas con escritores del momento y escribía versos satíricos, amorosos y religiosos.

El ascenso en la corte: entre honores y enemigos

Viaje a Madrid y vida cortesana

En 1603, Góngora comenzó a frecuentar Madrid, donde entró en contacto con los círculos literarios del Siglo de Oro. Allí conoció a grandes figuras como Lope de Vega, Cervantes y su eterno rival: Francisco de Quevedo.

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Su talento poético y su ingenio mordaz le ganaron notoriedad. En 1617, el rey Felipe III lo nombró capellán real, lo que le permitió instalarse definitivamente en Madrid y vivir cerca del poder.

La enemistad con Quevedo

Si Góngora es famoso por su poesía, también lo es por su enemistad con Francisco de Quevedo. Ambos eran genios, pero opuestos: Góngora cultivaba un estilo oscuro y elaborado; Quevedo, directo y punzante.

Se insultaron en sonetos, epigramas y hasta en panfletos. Quevedo se burlaba de la nariz de Góngora, de su afición al juego y de su vida clerical poco ejemplar. Góngora respondía con igual furia, atacando la vulgaridad del estilo conceptista de su rival.

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Esta rivalidad no solo fue personal, sino también ideológica: representaban dos formas distintas de entender el lenguaje, la poesía y la vida.

El estilo de Góngora: culteranismo en estado puro

¿Qué es el culteranismo?

También conocido como gongorismo, el culteranismo fue una corriente literaria barroca caracterizada por:

  • Uso excesivo de cultismos (palabras de origen grecolatino poco comunes)
  • Sintaxis complicada
  • Metáforas elaboradas y difíciles
  • Abundancia de hipérbatos (alteraciones del orden lógico del lenguaje)
  • Referencias mitológicas y eruditas

Para muchos lectores de su época —y también de hoy—, leer a Góngora era como leer en otro idioma.

Principales obras de Góngora

Entre sus obras más representativas destacan:

“Fábula de Polifemo y Galatea” (1613)

Un poema mitológico en el que Góngora convierte la historia de Polifemo y Galatea en una metáfora del deseo imposible. Es uno de los textos más emblemáticos del culteranismo.

“Soledades” (1613)

Obra cumbre del barroco español. Originalmente planeada en cuatro partes, solo se conservan dos. Las “Soledades” son un canto a la naturaleza, al exilio del mundo cortesano y a la introspección, todo envuelto en una lengua rebuscada, poética y bellísima.

Letrillas y romances satíricos

Aunque Góngora es recordado por su poesía culta, también escribió letrillas de tono popular. En ellas se burla de la corrupción, el poder, los curas hipócritas y las costumbres de la época. Su ingenio y sentido del humor también fueron parte de su legado.

Decadencia y muerte del poeta

Ruina económica y problemas de salud

A pesar de sus logros literarios, la vida de Góngora no fue fácil. Mal administrador de su dinero, cayó en deudas. Su salud se deterioró rápidamente y en 1626, volvió a Córdoba arruinado y enfermo.

Falleció el 23 de mayo de 1627, con 65 años. Fue enterrado en la catedral de Córdoba, en una tumba sencilla, sin el boato que su genio merecía.

Legado de Luis de Góngora y Argote

Un poeta incomprendido… y luego reverenciado

Durante siglos, la obra de Góngora fue considerada incomprensible, incluso ridiculizada. Su complejidad lo alejó del gusto popular, y muchos lo acusaron de escribir para una élite.

Sin embargo, a partir del siglo XX, su genio fue reivindicado. Poetas como Federico García Lorca, Dámaso Alonso y Gerardo Diego lo reconocieron como un maestro. En la famosa “Antología de la poesía española” de Gerardo Diego, Góngora ocupa un lugar privilegiado.

Influencia en la literatura posterior

El gongorismo influyó no solo en la poesía española, sino también en autores hispanoamericanos. Hoy se le considera un pilar del Barroco y una figura fundamental del Siglo de Oro.

Curiosidades sobre Góngora

  • ¿Sabías que Góngora era adicto a los juegos de azar? Perdió gran parte de su fortuna en partidas de naipes.
  • Su rivalidad con Quevedo incluyó incluso intentos de desalojarlo de su casa en Madrid.
  • Usaba seudónimos como “el licenciado Polillas” para firmar algunos escritos satíricos.
  • No publicó en vida una edición completa de su obra. Fue su sobrino el que recopiló sus textos tras su muerte.

¿Por qué leer a Góngora hoy?

Porque su lenguaje es un reto delicioso

No les voy a mentir lectores, leer a Góngora no es fácil. Pero es un reto que vale la pena. Su poesía nos obliga a pensar, sentir y descifrar, como un rompecabezas de belleza escondida. Sus versos aún hoy nos enseñan que el idioma es una herramienta infinita.

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Porque su obra refleja una época de crisis… como la nuestra

El barroco fue una época de incertidumbre, desigualdad y búsqueda de sentido, igual que la actual. Góngora escribió desde el desconcierto, desde el desengaño, y por eso su poesía resuena incluso entre los lectores del siglo XXI.

Disfrutar a Góngora, el alquimista del idioma

Luis de Góngora y Argote fue más que un poeta barroco. Fue un alquimista del castellano, un provocador con pluma, un outsider de la corte y un visionario de la poesía. Sus palabras, por densas que sean, están vivas. Siguen respirando en cada lectura atenta, en cada estudiante que se atreve a enfrentar sus laberintos líricos. ¿Y tú, leíste a Góngora? Déjame saberlo en los comentarios ¡Nos leemos! 

Fuente: Rico, Francisco (ed.). Historia y crítica de la literatura española. Siglo de Oro: Barroco. Editorial Crítica, Barcelona.

Mar de fondo

𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) Director del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y soy autor del libro "Las vidas que tomé prestadas". Amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜."

1 Comentarios

  1. Valioso comentario que sirve de entrada para leer a Luis de Góngora y Argote; aún no he leído a este gran autor español.

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