Hoy disfrutemos un relato recopilado por el buen José María Arguedas. Esta leyenda proviene de la sierra de nuestro país y como muchas otras se han difundido de generación en generación de modo oral, para explicar el origen de los seres humanos.
En esta nueva presentación del Libro: Cuentos, mitos y leyendas tenemos como personaje principal al Amaru.
Recogido en la Provincia de Jauja, Departamento de Junin, por Nelly Valle, alumna del quinto año de media del Colegio Nacional "Miguel Grau" de Mag- dalena Nueva, Lima.
En tiempos remotos, el actual valle de Jauja o del Mantaro estaba cubierto por las aguas de un gran lago en cuyo centro sobresalía un peñón llamado Wanka, sitio de reposo del Amaru, monstruo horrible con cabeza de llama, dos pequeñas alas y cuerpo de batracio que terminaba en una gran cola de serpiente. Más tarde. el Tulunmaya (Arco Iris) engendró en el lago otro Amaru para compañero del primero y de color más oscuro, éste último nunca llegó a alcanzar el tamaño del primero que por su madurez había adquirido un color blanquizco . Los dos monstruos se disputaban la primacía sobre el lago, cuyo peñón, aunque de grandes dimensiones, no alcanzaba ya a dar cabida para su reposo a los dos juntos. En estas {recuentes luchas, por cuya violen- cia se elevaban a grandes alturas en el espacio sobre trombas de agua, agitando el lago, el Amaru grande perdió un gran pedazo de su cola al atacar furioso al menor.
Irritado el dios Tikse (4) descargó sobre ellos una tempestad, cuyos rayos mataron a ambos, que cayeron deshechos con diluvial lluvia sobre el ya agitado lago, aumentando su volumen hasta romper sus bordes y vaciarse por el Sur.
Cuando así húbose formado el valle, salieron lanzados del Warin~ o Wati-puquio (que proviene de las palabras: Wari, escondrijo no profanado que guarda alguna cosa o ser sagrado; y puquio: manantial) los dos primeros seres humanos llamados "Mama" y "Taita", que hasta entonces habían permanecido por mucho tiempo bajo tierra por temor a los Amarus.
Los descendientes de esta pareja construyeron, más tarde, el Templo de Wariwillka, cuyas ruinas existen todavía.
Hoy, es creencia general entre los wankas, que el Amaru es la serpiente escondida en alguna cueva, ha crecido hasta hacerse inmensa y aprovechando los vientos que se forman durante las tempestades intenta escalar al cielo, pero es destrozado por los rayos entre las nubes (5); Y según sea blanca o negra la figura del Amaru en el cielo presagIa buen o mal año.
FIN