¡Buenos días, lectores y lectoras de Mar de fondo!, Comenzamos la semana siempre con contenido de valor para el buen lector y como sé que ustedes gustan de la selección de frases y apuntes de este blog; el libro de hoy tiene una clasificación muy peculiar ya que se trata de la obra máxima del filósofo Friedrich Nietzche. Así hablaba Zaratustra, fue publicado en 1892 y es la obra más querida por el afamado pensador.
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Un visión personal de la obra
Personalmente discrepo con las ideas del Superhombre y la muerte de Dios que tanto postuló Nietzsche y que fue recogido por Hitler y el régimen Nazi para justificar el genocidio ya conocido en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, como material cultural y literario es importante conocer el pensamiento de representantes de la Filosofía.
El primero de los cuatro libros de Así hablaba Zaratustra, fue redactado entre el 1 y el 10 de febrero de 1883 continúa a la venta en toda las ferias por su alto contenido subjetivo.
Un poco sobre Nietzche
Friedrich Nietzsche, escritor y filósofo alemán, nació en 1844 en Rocken, pequeña ciudad que hasta 1815 había pertenecido a Sajonia. A la edad de cuatro años murió su padre que era párroco protestante en la iglesia de la ciudad. De su madre -cuenta en una temprana autobiografía de los diecinueve años- recibió virtudes morales e intelectuales además de guardar de ella un recuerdo de mucha sabiduría y ternura.
En 1889, durante una permanencia en Turín, sufrió una crisis de delirio de la que ya no se recuperó. Desde mayo de 1890 y durante siete años, residió en Naumburgo, donde fue atendido por su madre. Luego su hermana lo trasladó a Weimar, y se encargó de conservar todos los archivos del escritor.
Murió en Weimar el 25 de agosto de 1900.
Las obras principales de Nietzche fueron: Humano, demasiado humano (1878). Aurora, pensamientos sobre los prejuicios morales (1881). La gaya ciencia (1882). Así hablaba Zaratustra (1883-1885). Más allá del bien y del mal (1886). La genealogía de la moral (1886). El caso Wagner (1888). El ocaso de los ídolos (1888), Ecce Homo (1889), El Anticristo (1889).
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Sobre el libro Así hablaba Zaratustra
La leyenda en la que se basó Nietzsche cuenta que, a los 30 años, Zaratustra se retira a la soledad de la montaña. Allí lo acompañan sus dos animales heráldicos: el águila, símbolo del orgullo, y la serpiente, símbolo de la inteligencia. En ese lugar, Zaratustra aprende su sabiduría y un día decide descender, con el propósito de transmitírsela a los hombres. En el descenso tropieza con un eremita "que todavía no se enteró de que Dios ha muerto*. Al llegar a la ciudad encuentra al pueblo reunido en el mercado y comete un tremendo error: hablar a todos y no hablar a nadie. El fracaso es total y el pueblo se burla de él.
Según sus estudiosos, en la concepción del mundo que Nietzsche presenta en Así hablaba Zaratustra se integran el relativismo moral, la psicología perspectivista, la teoría del valor y la del eterno retorno. La propuesta de Nietzsche parecería apuntar a que -al abordar esta obra-, cada lector descubra cuál es su lugar en el mundo. De allí la palabra enigmática y muchas veces contradictoria de Zaratustra y que ha dado lugar a múltiples interpretaciones.
LAS FRASES DE ASÍ HABLABA ZARATUSTRA
De las transformaciones
Establecer nuevos valores, he aquí algo que ni siquiera el león es capaz de hacer; pero conquistar la libertad para la nueva obra, esto sí que puede hacer.
El niño es inocencia y olvido, un nuevo inicio, un juego, una realidad que comienza a girar en forma espontánea, un movimiento inicial un santo decir ¡sí'
De las cátedras de la virtud
"¡Al sueño se debe amor y respeto!¡Esto es lo primordial! ¡Y evitar el trato con todos los que duermen mal y pasan la noche en vela!
Diez veces por día debes reír y alegrarte; si no, te molesta de noche el estómago, el padre de la negra aflicción.
Pocos saben que hay que poseer todas las virtudes para dormir bien.
Debes honrar honrar y obedecer a la autoridad, incluso a la torcida; así lo exige el sueño tranquilo ¿Qué culpa tienes tú de que al poder le guste andar sobre piernas torcidas?
De los detractores del cuerpo
Yo soy cuerpo y alma, así habla el niño ¿Y por qué no hemos de hablar como los niños?
Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano, hay un amo poderoso, un sabio inoto que se llama el sí mismo. Habita en tu cuerpo. Es tu cuerpo.
El sí mismo dice al yo: '¡Siente placer aquí!', y el yo se alegra y reflexiona sobre la forma de seguir gozando más; y justamente para ello se debe reflexionar.
Del pálido criminal
"¿Que no queréis dar muerte, oh, jueces y sacrificadores, hasta que la víctima no haya asentido con la cabeza? Mirad, el pálido criminal ha asentido con la cabeza; su mirada pregona su gran desprecio.
"Mi yo es algo que debe ser superado; mi yo se me antoja el gran desprecio del hombre', así pregona esta mirada.
El haberse condenado a sí mismo fue su instante supremo; ¡no rechacéis al enaltecido a su bajeza!
Del leer y escribir
"De todo lo escrito, sólo aprecio lo que uno ha escrito con su sangre.
Escribe con sangre y sabrás que la sangre es espíritu.
Harto difícil es entender la sangre ajena; odio a los que matan el tiempo leyendo.
Quien conoce al lector ya no hace nada más por él. Cuando haya transcurrido un siglo más de lectores, el espíritu mismo empezará a heder.
Hay siempre un poco de locura en el amor. Pero también hay siempre un poco de razón en la locura.
De los predicadores de la muerte
Su sabiduría reza: 'Seguir con vida es una estupidez; pero hay que ver hasta dónde llega la estupidez humana. ¡ Y esto es precisamente lo que de más estúpido tiene la vida!'
Hay quienes dicen: Vivir es sufrir!'; y no mienten. jAcabad pues con vuestra vida! ¡Acabad pues con la vida, que no es más que sufrimiento!
Y vuestra virtud debe gobernarse por estos mandamientos: ¡Te mata-rás! ;Te hurtarás a la vida!
'La concupiscencia es un pecado, dicen unos predicando la muerte;"¡apartémonos y no engendremos hijos!
'Dar a luz es una experiencia penosa', dicen otros;"; ¿para qué dar aun a luz? ¡Sólo nacen seres desgraciados!'. Y ellos también son predicadores de la muerte.
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De la guerra y los guerreros
"Nuestros mejores enemigos no han de tener consideraciones con nosotros; ni tampoco los seres que amamos con amor entrañable. ¡Os voy a decir, pues, la verdad! ¡Hermanos guerreros! Os amo con amor entra-ñable; siempre he sido y soy vuestro igual. Y soy también vuestro mejor enemigo. ¡Os voy a decir, pues, la verdad!
Conozco el odio y la envidia que anidan en vuestros corazones. No sois lo suficientemente grandes como para no conocer de odios y envi-dias. ¡Sed pues lo suficientemente grandes como para no avergonzaros de tales sentimientos!
Y ya que no podéis ser santos varones del conocimiento, sed, al menos, sus guerreros; que son los compañeros y precursores de tal santidad.
Del amigo
"Aquí siempre sobra uno', piensa el solitario. ";Siempre uno por uno... a la larga son dos!'
Yo y Mi están siempre trabados en empeñoso diálogo; esto sería insoportable sin un amigo.
Siempre para el solitario el amigo es el tercero; el tercero es el flotador que evita que se vaya a pique el coloquio de los dos.
Existen demasiadas profundidades, ¡ay!, para todos los solitarios. Por eso ansían un amigo y su altura.
Nuestra fe en otros revela en qué quisiéramos creer nosotros mismos.
Nuestro anhelo de amistad nos delata.
Y muchas veces uno sólo quiere saltar mediante el amor por encima de la envidia. Y muchas veces uno ataca, haciéndose un enemigo, para disimular que es atacable.
"Sé al menos mi enemigo!', así habla la veneración verdadera que no osa solicitar amistad.
Quien quiera tener un amigo también tiene que querer luchar por él; y para luchar, hay que poder ser enemigo.
Debe honrarse en el amigo aun al enemigo. ¿Puedes acercarte a tu amigo sin entregarte a él?
Esta es una primera parte de los pensamientos de Nietzsche como Zaratustra, muy subjetivos y abiertos a la interpretación; de hecho, el libro está plagados de estos aforismo e ideas sueltas y será trabajo de cada lector darle el significado correspondiente ¡Hasta una próxima oportunidad!
Fuente: Así hablaba Zaratustra (Editorial Longseller)