¡Quรฉ tal, lectores Mar de fondo! El cuento de hoy es una joya breve de Borges que nos sumerge en el misterio de un grupo de hombres con una manera peculiar de entender el mundo y su realidad. ¡Disfrutemos de esta genial lectura!
![]() |
Imagen: https://pin.it/4SJwR8V |
LA SECTA DE LOS TREINTA
El manuscrito original puede consultarse en la Biblioteca de la Universidad de Leiden; estรก en latรญn, pero algรบn helenismo justifica la conjetura de que fue vertido del griego. Segรบn Leisegang, data del siglo cuarto de la era cristiana. Gibbon lo menciona, al pasar, en una de las notas del capรญtulo decimoquinto de su Decline and Fall. Reza el autor anรณnimo:
“…La Secta nunca fue numerosa y ahora son parcos sus prosรฉlitos. Diezmados por el hierro y por el fuego duermen a la vera de los caminos o en las ruinas que ha perdonado la guerra, ya que les estรก vedado construir viviendas. Suelen andar desnudos. Los hechos registrados por mi pluma son del conocimiento de todos; mi propรณsito actual es dejar escrito lo que me ha sido dado descubrir sobre su doctrina y sus hรกbitos. He discutido largamente con sus maestros y no he logrado convertirlos a la Fe del Seรฑor.
Lo primero que atrajo mi atenciรณn fue la diversidad de sus pareceres en lo que concierne a los muertos. Los mรกs indoctos entienden que los espรญritus de quienes han dejado esta vida se encargan de enterrarlos; otros, que no se atienen a la letra, declaran que la amonestaciรณn de Jesรบs: Deja que los muertos entierren a sus muertos, condena la pomposa vanidad de nuestros ritos funerarios.
El consejo de vender lo que se posee y de darlo a los pobres es acatado rigurosamente por todos; los primeros beneficiados lo dan a otros y estos a otros. Esta es explicaciรณn suficiente de su indigencia y desnudez, que los avecina asimismo al estado paradisรญaco. Repiten con fervor las palabras: Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan, que ni tienen cillero, ni alfolรญ; y Dios los alimenta. ¿Cuรกnto de mรกs estima sois vosotros que las aves? El texto proscribe el ahorro: Si asรญ viste Dios a la hierba, que hoy estรก en el campo, y maรฑana es echada en el horno, ¿cuรกnto mรกs vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no procurรฉis quรฉ hayรกis de comer, o quรฉ hayรกis de beber; ni estรฉis en ansiosa perplejidad.
$ads={2}
El dictamen Quien mira una mujer para codiciarla, ya adulterรณ con ella en su corazรณn es un consejo inequรญvoco de pureza. Sin embargo, son muchos los sectarios que enseรฑan que si no hay bajo los cielos un hombre que no haya mirado a una mujer para codiciarla, todos hemos adulterado. Ya que el deseo no es menos culpable que el acto, los justos pueden entregarse sin riesgo al ejercicio de la mรกs desaforada lujuria.
La Secta elude las iglesias; sus doctores predican al aire libre, desde un cerro o un muro o a veces desde un bote en la orilla.
El nombre de la Secta ha suscitado tenaces conjeturas. Alguna quiere que nos dรฉ la cifra a que estรกn reducidos los fieles, lo cual es irrisorio pero profรฉtico, porque la Secta, dada su perversa doctrina, estรก predestinada a la muerte. Otra lo deriva de la altura del arca, que era de treinta codos; otra, que falsea la astronomรญa, del nรบmero de noches, que son la suma de cada mes lunar; otra, del bautismo del Salvador; otra, de los aรฑos de Adรกn, cuando surgiรณ del polvo rojo. Todas son igualmente falsas. No menos mentiroso es el catรกlogo de treinta divinidades o tronos, de los cuales uno es Abraxas, representado con cabeza de gallo, brazos y torso de hombre y remate de enroscada serpiente.
Sรฉ la Verdad pero no puedo razonar la Verdad. El inapreciable don de comunicarla no me ha sido otorgado. Que otros, mรกs felices que yo, salven a los sectarios por la palabra. Por la palabra o por el fuego. Mรกs vale ser ejecutado que darse muerte. Me limitarรฉ pues a la exposiciรณn de la abominable herejรญa.
El Verbo se hizo carne para ser hombre entre los hombres, que lo darรญan a la cruz y serรญan redimidos por รl. Naciรณ del vientre de una mujer del pueblo elegido no solo para predicar el Amor, sino para sufrir el martirio.
Era preciso que las cosas fueran inolvidables. No bastaba la muerte de un ser humano por el hierro o por la cicuta para herir la imaginaciรณn de los hombres hasta el fin de los dรญas. El Seรฑor dispuso los hechos de manera patรฉtica. Tal es la explicaciรณn de la รบltima cena, de las palabras de Jesรบs que presagian la entrega, de la repetida seรฑal a uno de los discรญpulos, de la bendiciรณn del pan y del vino, de los juramentos de Pedro, de la solitaria vigilia en Gethsemanรญ, del sueรฑo de los doce, de la plegaria humana del Hijo, del sudor como sangre, de las espadas, del beso que traiciona, de Pilato que se lava las manos, de la flagelaciรณn, del escarnio, de las espinas, de la pรบrpura y del cetro de caรฑa, del vinagre con hiel, de la Cruz en lo alto de una colina, de la promesa al buen ladrรณn, de la tierra que tiembla y de las tinieblas.
La divina misericordia, a la que debo tantas mercedes, me ha permitido descubrir la autรฉntica y secreta razรณn del nombre de la Secta. En Kerioth, donde verosรญmilmente naciรณ, perdura un conventรญculo que se apoda de los Treinta Dineros. Ese nombre fue el primitivo y nos da la clave. En la tragedia de la Cruz –lo escribo con debida reverencia– hubo actores voluntarios e involuntarios, todos imprescindibles, todos fatales. Involuntarios fueron los sacerdotes que entregaron los dineros de plata, involuntaria fue la plebe que eligiรณ a Barrabรกs, involuntario fue el procurador de Judea, involuntarios fueron los romanos que erigieron la Cruz de Su martirio y clavaron los clavos y echaron suertes. Voluntarios solo hubo dos: El Redentor y Judas. Este arrojรณ las treinta piezas que eran el precio de la salvaciรณn de las almas e inmediatamente se ahorcรณ. A la sazรณn contaba treinta y tres aรฑos, como el Hijo del Hombre. La Secta los venera por igual y absuelve a los otros.
TE RECOMIENDO, LECTOR: Jorge de Burgos: el siniestro personaje de Umberto Eco inspirado en Borges
No hay un solo culpable; no hay uno que no sea un ejecutor, a sabiendas o no, del plan que trazรณ la Sabidurรญa. Todos comparten ahora la Gloria.
Mi mano se resiste a escribir otra abominaciรณn. Los iniciados, al cumplir la edad seรฑalada, se hacen escarnecer y crucificar en lo alto de un monte, para seguir el ejemplo de sus maestros. Esta violaciรณn criminal del quinto mandamiento debe ser reprimida con el rigor que las leyes humanas y divinas han exigido siempre. Que las maldiciones del Firmamento, que el odio de los รกngeles…”
El fin del manuscrito no se ha encontrado.
FIN
AVISO LEGAL: Los cuentos, poemas, fragmentos de novelas, ensayos y todo contenido literario que aparece en Mardefondo podrรญan estar protegidos por los derechos de autor (copyright). Si por alguna razรณn los propietarios no estรกn conformes con el uso de ellos, por favor escribirnos y nos encargaremos de borrarlos inmediatamente.