Juan Carlos Onetti de mecánico, portero y pintor a escribir en el exilio

¡Qué tal, lector! "Un escritor a todo terreno" es lo que podríamos decir del maestro Juan Carlos Onetti quien está próximo a cumplir 30 años de fallecido. Digo esto porque me sumergí un poco en la vida de este escritor y encontré datos muy destacables que pueden ayudarte a comprender su estilo y final ¡Leamos de qué se trata! 

Juan Carlos Onetti escritor uruguayo

Al igual que Vargas Llosa (como lo dijo en una entrevista), he comenzado a leer a Onetti por sus cuentos; de hecho, aquí en Mar de fondo puedes encontrar "El impostor" y "El crimen perfecto". Tengo pendiente también el inicio del "El astillero",  una de sus obras más conocidas, pero de la cual refieren cierta dificultad al momento de sumergirnos en la trama. Se nota que Onetti admiraba a Faulkner. 

Pero volviendo al tema que nos interesa (la vida de este escritor), podemos decir que tuvo los insumos necesarios para crear obras con vigencia más allá del tiempo. Sobre todo teniendo en cuenta las duras pruebas que tuvo que sortear. 


Onetti y la dictadura uruguaya

En 1975 el maestro uruguayo tuvo que tomar un nuevo sendero, prácticamente se dividió, cuando necesitó instalarse en Madrid junto a su esposa, la violinista argentina Dorotea "Dolly" Muhr. La dictadura uruguaya entre los años 1973 y 1985 se ensaño con él y había sido encarcelado tres meses por premiar un cuento que hablaba sobre la tortura. 

Juan Carlos Onetti estuvo en prisión en la Jefatura Central, luego en el "Cilindro" -como se le conocía a una cancha de básquet- y también en un psiquiátrico; en este último lugar padeció una profunda depresión que le quitaba el apetito, negándose a ser alimentado. Onetti solamente quería estar en la cama y leer, en aquel momento tenía 65 años y la vida todavía tenía preparadas cosas buenas para él. Como por ejemplo el Premio Miguel de Cervantes. 


El exilio de Juan Carlos Onetti

El exilio para Onetti fue duro, dramático y definitivo.  Después de vivir tanto tiempo lejos de su patria, de su amado Montevideo nunca más quiso volver, ni siquiera a Buenos Aires que era otra ciudad muy especial para él.  El escritor sabía que todo cambió, no existía más la bohemia cultural de sus tiempos, el aroma de los cafés (almenos no como él los imaginaba), los viejos amigos y la complicidad de la noches. 

Los hechos que escribí líneas arriba se sumaron a la dura vida que experimento Juan Carlos Onetti. Si leemos con detenimiento sus obras o con superficialidad sus títulos, llegaremos a la conclusión de que alude a la desgracia, desasosiego y penurias; como por ejemplo: La vida breve, La muerte y la niña, El pozo, Para una tumba sin nombre, Los adioses, El infierno tan temido, Tan triste como ella. 

Cuando Onetti se instaló junto a su última mujer "Dolly" en el sexto "A" de la calle Gonzalo Ramírez 1497, un departamento de dos ambientes pequeño, frío y sin teléfono en el Barrio Sur, a dos cuadras del Cementerio Central de la ciudad y a metros de la rambla. Quienes tuvieron contacto con él refieren que era un hombre con un trato cordial, de pocas palabras eso sí, y siempre con algunos vicios. 


El amor de Juan Carlos Onetti y su esposa Dolly

Así como Dostoyevski se enamoró de su secretaria a quien le dictaba las ideas más geniales que luego se convertirían en novelas y la asistente en esposa. La violinista "Dolly", la última mujer que amó el escritor, pasó a máquina todos sus manuscritos desde La vida breve (1950), no dejando pasar detalles, también le afilaba los lápices y los dejaba alineados en la mesa del dormitorio. El viejo Onetti solía escribir en cuadernos escolares, el vaso en la izquierda, el codo siempre apoyado en la cama. Otro dato es que Juan Carlos Onetti casi no corregía, porque escribía pausadamente, letra por letras, mientras bebía un trago. Allí vivieron hasta 1974, la pareja no llegó a tener hijos. 

En una entrevista la mujer de Juan Carlos Onetti dijo: 

—Me hubiera gustado tener un hijo con Juan, pero no llegó. Pienso que fue para mejor. Me hubiera complicado la vida. Quería que siempre estuviera con él. A Juan le gustaba jugar, la parte linda. No la crianza.


Juan Carlos Onetti y Dolly Onetti. Ca. 1976
Juan Carlos Onetti y su esposa "Dolly" Muhr. 1976


TE RECOMIENDO, LECTOR: "La casa de arena", cuento de Juan Carlos Onetti


Los trabajos de Juan Carlos Onetti

Como dije al inicio, tanto Montevideo como Buenos Aires fueron ciudades importantes para este escritor. En la capital Argentina vivió entre 1930-1939 y 1941-1955; gracias a esas temporadas pudo conocer a muchos personajes importantes, fue periodista y escribió sus cuentos y novelas más afamadas; allí pudo llevar una vida amatoria prolífica, una suerte de bohemia infatigable. 

Por esos años también pudo entablar amistad con los intelectuales de la época que lo ayudaron publicando sus primeros relatos, mientras llevaba una vida laborar errante y difícil. Cuando no podía trabajar de periodista, Juan Carlos Onetti trabajaba de mecánico, en una empresa agrícola e incluso vendía entradas en el estadio Centenario de Montevideo. 

De esta manera, el escritor se enfrentó a la pobreza ¿Qué lo llevó a un taller mecánico? Definitivamente el amor. Todo comenzó con una visita de dos primas suyas, llegadas de Buenos Aires. Onetti de enamora de la mayor, llamada María Amalia y se casa con ella. Cuando regresan a Buenos Aires, la joven pareja no tenía los recursos esenciales para subsistir, por lo que Juan Carlos Onetti se puso a trabajar de cualquier oficio. Así,  nuestro personaje de hoy fue operario en una fábrica, portero, pintor de paredes, mozo de café...

Juan Carlos Onetti muere en Madrid a los 85 años el 30 de mayo de 1995, pasó sus últimos años encerrado en su departamento, donde siempre recibía la visita de lectores y periodistas. Al final, ya no salía de su cama, donde se la pasaba leyendo, fumando y bebiendo whisky. Un año antes publicaría su último libro, Cuando ya no importe. 

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Fuente: Gatopardo.com. 


Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

10 Comentarios

  1. Lamento decir que el comentario tiene muchas impresiciones

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  2. Se nota ese mundo duro que le tocó vivir de cárcel y exilio en sus cuentos, especialmente.
    Una abrazo. Carlos

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  3. Me encantó, muchas gracias

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  4. Tuve la fortuna de conocer fugazmente a Juan Carlos Onetti en Xalapa, Veracruz México cuando nuestro director, Jorge Ruffinelli, su amigo, lo invitó para rendirle un homenaje por su gran trayectoria como narrador del Boom. En efecto, se pasó casi todo el tiempo acostado en el cuarto de su hotel y sólo salió para recibir el reconocimiento que le entregó la Universidad Veracruzana de msnos del Gobernador Rafael Hernandez Ochoa, en ese entonces máxima autoridad de la Casa de Estudios.

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  5. El cuento que recomiendas es La casa en la arena, no La casa de arena. Sí, es prodigioso.
    Es difícil hacer un resumen de la vida y obra de Onetti y entiendo que tenías un espacio corto. hacerlo

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