La reveladora carta de Dostoyevski a su hermano sobre sus días en prisión

¡Hola, lector! Es bien sabido que las cartas de los escritores famosos nos acercan a su vida íntima y a los orígenes de su problemas existenciales. El caso de Dostoyevski, escritor nacido en 1821 es bastante conmovedor y los traumas que experimentó en la cárcel se vieron reflejados en su obra, por eso hoy veremos una carta reveladora a su querido hermano Mijáil...

carta de Dostoyevski a su hermano sobre sus días en prisión
Imagen tomada de alternativaseconomicas.com

Los problemas de Fiódor Dostoyevski

En este blog ya he hablado muchas veces sobre los problemas que vivió el escritor ruso, desde su conflicto familiar porque no se llevaba bien con su padre, pasando por sus vicios y enfermedades, así como la búsqueda del sentido de la vida. Por ejemplo, el padre de Fiódor era un hombre bastante perturbado, quién rompe la relación con sus padres (abuelos de Fiódor) y esto origina un cambio abrupto en su comportamiento...

“El silencio amargó su corazón (del padre de Fiódor) mucho más de lo que ya estaba y su rigidez fue todavía más severa para con sus hijos. Este hecho, aparentemente sin importancia para el desarrollo de sus hijos, ignorantes del abismo de olvido y silencio echado por su padre entre su generación y la de sus abuelos paternos, tuvo grandes repercusiones psicológicas en el viejo, y, condicionalmente en el desarrollo de la personalidad de sus propios hijos, particularmente la de Fiódor”, dice el investigador Ignacio Millán. 

Si quieres saber más acerca de la rigurosa disciplina paterna que experimentó Dostoyevski, puedes leer este artículo aquí donde hay más datos interesantes. 

Asimismo, el escritor de "Pobres gentes" (1846), se entregó al vicio del alcohol y el juego, lo que originó bastantes problemas en su vida personal. De aquello queda un registro valioso, una carta dirigida a su amada esposa que puedes leer aquí. En esa misiva vemos la vergüenza y el rostro más vulnerable de Dostoyevski. 

$ads={2}


La carta de Fiódor Dostoyevski a su hermano

Esta carta que leerás a continuación está fechada el 2 de febrero de 1854 y Dostoyevski recuerda su duro paso por la prisión y las carencias que vivió desde la sombra. 

¿Por qué Dostoyevski fue a la cárcel?


El 23 de abril de 1849,  Dostoyevski fue arrestado y encarcelado debido a que formaba parte del grupo intelectual liberal "Círculo Petrashevski", bajo el cargo de conspirar contra el zar Nicolás I. 

Tras la revuelta decembrista en 1825 y las revoluciones de 1848, el zar se mostró reacio a cualquier tipo de organización clandestina que amenazara su autocracia. 

Así, en medio de hielo, pulgas y cucarachas Dostoyevski escribió esta carta...



A Mijaíl Dostoievski

30 de enero – 22 de febrero de 1854.

Omsk.


Parece que por fin podré hablar contigo con más soltura y sinceridad. […]



Vivíamos mal. El presidio militar es más pesado que el civil. Los cuatro años los pasé encerrado, entre cuatro paredes, y solo salía para trabajar. El trabajo que me tocaba era pesado, no siempre, por supuesto, pero a veces me quedaba sin fuerzas, en el mal tiempo, la humedad, el fango o, en invierno, en las heladas inclementes. En una ocasión en que pasé cuatro horas realizando un trabajo imprevisto, el mercurio se congeló; debía hacer, probablemente, unos 40 grados bajo cero. Se me heló un pie. Vivíamos hacinados, todos juntos en una misma barraca. Imagínate un edificio de madera antiguo y en ruinas que desde hace mucho tiempo debió ser derruido y ya no puede seguir sirviendo. En verano el calor es sofocante y en invierno el frío insoportable. Los suelos podridos. El piso cubierto por una gruesa capa de mugre, se podía resbalar y caer. Los ventanucos se llenaban de escarcha, así que durante todo el día era casi imposible leer. Los vidrios siempre estaban cubiertos por una gruesa capa de hielo. El techo goteaba, todo era chiflones. Vivíamos como sardinas en un tonel. Encendían la estufa con seis leños, y no se sentía calor (en el cuarto, el hielo apenas si se derretía), y el tufo era insoportable: ahí tienes el invierno. En la barraca misma los presos lavan su ropa y toda la barraca acaba salpicada de agua. No hay espacio para moverse. Desde que cae la noche hasta que amanece no puedes salir a tus necesidades, porque cierran las barracas y en cada vivienda colocan un cubo, y por eso el hedor es insufrible. 

Todos los presos apestan como puercos y dicen que no pueden no hacer porquerías, porque “son hombres vivos”. Dormíamos sobre las tarimas desnudas y solo se permitía una almohada. Nos cubríamos con pellizas cortas y la noche entera los pies estaban desnudos. La noche entera tiritabas. Había pulgas, piojos y cucarachas por montones. En invierno llevábamos unas pellizas, a menudo pésimas, que casi no calientan y en los pies unas botas de caña muy corta: ¡y sal a caminar en el hielo! De comer nos daban pan y sopa de coles que debería haber contenido un cuarto de libra de carne por persona, pero la carne la ponían picada y yo nunca la vi. En días de fiesta kasha casi sin mantequilla.

TE RECOMIENDO, LECTOR: Un libro en 26 días: la trágica historia detrás del don y la maldición de Dostoyevski

 Durante el ayuno de Cuaresma, col con agua y prácticamente nada más. Me arruiné el estómago de mala manera y varias veces estuve enfermo. Piensa, ¿acaso se podía vivir sin dinero?, y si yo no hubiera tenido dinero, sin duda habría muerto, y nadie, ningún preso habría soportado una vida así. Pero todos hacen alguna cosa, la venden y tienen unos kopeks. Yo bebía té y a veces comía un trozo de carne, y eso me salvaba. No fumar tabaco también era imposible, porque uno se podía asfixiar en tanta pestilencia. Todo esto se hacía a escondidas. A menudo estuve hospitalizado. A causa de un trastorno nervioso, me apareció la epilepsia, pero los ataques no son frecuentes. También tengo reumatismo en las piernas. Aparte de esto, me siento bastante saludable. Añade a todos estos deleites, la casi imposibilidad de tener un libro y lo que conseguías, debías leerlo a escondidas, la permanente hostilidad y los pleitos a tu alrededor, los insultos, los gritos, el ruido, el alboroto, siempre vigilado por la escolta, nunca solo y esto cuatro años sin cambios; de verdad, se puede perdonar si dices que se vivía mal. Además, siempre amenazante el castigo, y los grilletes y la total opresión del espíritu. Ahí tienes el cuadro de mi vida cotidiana. Lo que ocurrió con mi alma, mis creencias, mi intelecto y mi corazón en estos cuatro años, no te lo voy a contar. Es largo de relatar. Pero la eterna concentración en mí mismo, adonde huía de la amarga realidad, dio sus frutos. […] ~

Traducción: Selma Ancira.


 AVISO LEGAL Los cuentos, poemas, fragmentos de novelas, ensayos  y todo contenido literario que aparece en Mardefondo podrían estar protegidos por los derechos de autor (copyright). Si por alguna razón los propietarios no están conformes con el uso de ellos, por favor escribirnos y nos encargaremos de borrarlos inmediatamente.  


Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

9 Comentarios

  1. Me gustan tus publicaciones!!

    ResponderEliminar
  2. Extraordinario aporte. Desconocía esos detalles del autor de Crimen y Castigo. Gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, me encantó leer la carta del escritor de Crimen y Castigo

    ResponderEliminar
  4. Me imagino que caer preso en esos tiempos, era hundirse en un abismo involuntario. Dicho eso, aparentemente logró su objetivo.

    ResponderEliminar
  5. Hermoso cuento en su forma de comunicar lo acontecido. Se vivencia su situacion

    ResponderEliminar
Artículo Anterior Artículo Siguiente