¡Qué ta, lectores! Hace unos días les compartí un post sobre las cartas de amor entre Simoné de Beauvoir y Albert Camus. Una amistad que parecía entenderse demasiado bien. Sin embargo, a raíz de las controversias con Jean Paul Sartre (pareja de Beauvoir) el distanciamiento se hizo notar. Por lo que años más tarde la escritora francesa publicaría: Los mandarines, una obra casi autobiográfica donde sus personajes representan a cada uno de los intelectuales de la época, entre ellos, Camus ¡Leamos qué decía!
PELEA ENTRE CAMUS Y SARTRE
Como dije al inicio Simone de Beauvoir, pareja de Sartre, intentó ridiculizar a Camus en Los mandarines (1954) con el personaje de Henrri Perron, mientras que para Sartre diseño a Robert Dubreuilh. Según Olivier Todd, biógrafo de Camus, Beauvoir hizo de Dubreuilh un sol y de Perron un pequeño planeta.
SIMILITUDES EN LA OBRA
Es interesante conocer la pluma de Beauvoir en esta obra, porque se podría considerar casi autobiográfica. En ella, la escritora aparece como Anne Dubreuihl, una psicoanalista casada con un escritor referente intelectual de la izquierda en París. Esta historia se desarrolla al final de la Segunda Guerra Mundial y tanto Anne como su marido llevan una relación abierta donde no existe celos ni afanes posesivos.
En ese esquema moderno aparece el personaje de Henri Perron un escritor dueño de un periódico (parecido a Camus), amigo del marido de Anne, Robert Dubreuihl; y ambos dedican sus esfuerzos a la política para tratar de lidiar con el momento histórico que están viviendo.
Mientras tanto Anne, viaja a Estados Unidos y vive una intensa historia de amor con Lewis Brogan, otros escritor que vive en Chicago y es bastante cercano a los ambientes marginales, lo que lo hace crítico de los intelectuales escritores europeos.
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La novela de hecho es interesante para conocer el retrato de París en la posguerra. Todo inicia en la Navidad de 1944, cuando poco faltaba para que la guerra termine. Y digo que es un valioso registro histórico, porque Beauvoir captura ese momento clave en la historia de Francia: los ajustes de cuentas con los colaboracionistas; el intento por conservar la independencia en la lucha por una revolución que traiga justicia a un mundo que rusos y estadounidenses ya se están repartiendo.
En medio de ese climax, la voz de Anne se teje en primera persona para compartirnos su intensa historia de amor con el escritor norteamericano que la obligará a replantearse, con una lucidez y autenticidad máximas, quién es ella realmente.
¿QUIÉNES SON LOS MANDARINES?
El nombre de la novela representa a la élite intelectual francesa de la época, quienes recibían ese apelativo. Lo cierto es que es sencillo reconocer en sus protagonistas a Sartre y Camus junto a la propia autora.
La autora poco menos que santifica al Dubreuihl (Sartre) mientras que empequeñece a Perron (Camus). La tensión dramática de la historia se resiente en su intento por querer arreglar en la ficción este desencuentro real. Pero esto pasa a segundo plano tras el amor entre Anne y Lewis Brogan. Un fragmento de la novela reza lo siguiente:
Una cree que lo que le da todo su brillo al mundo es el amor; pero también el mundo viste al amor con todas sus riquezas. El amor estaba muerto y la tierra estaba todavía ahí, intacta, con sus cantos secretos, sus olores, su ternura. Yo me sentía conmovida como el convaleciente que descubre que durante su fiebre el sol no se ha apagado.
Los mandarines
Simone de Beauvoir
¿UN ATAQUE A CAMUS?
Muchos lectores conciben dentro de esta historia un ataque a Albert Camus. Los que nos hace pensar qué paso entre ambos escritores e intelectuales, si se mandaban cartas de amor.
Sobre esto se ha dicho de todo a lo largo de los años, como la declaración de Catherine Camus, hija del escritor francés: "Mi padre no quiso acostarse con Simone de Beauvoir y esta nunca se lo perdonó".
Lo cierto es que también hay interpretaciones sobre este libro que dicen que al final fue todo lo contrario. Uno de ellos es Ronald Aronson en uno de los capítulos de su obra "Camus y Sartre: La historia de una amistad y la disputa que le puso fin".
..Beauvoir quería que la novela se leyera como una obra de ficción, y para que esto fuera así, realizó algunas cosas que un lector contemporáneo habría notado enseguida. Los acontecimientos reales son trasladados cronológicamente mediante la superposición del relato de la desilusión tras la Liberación con los esfuerzos de Robert y de Henri por crear una organización de izquierdas no comunista -cuando en realidad el RDR no comenzó hasta la Guerra Fría. La novela condensa en cuatro años una serie de acontecimientos que de hecho habían tenido lugar en un periodo de casi el doble de tiempo, y destila los conflictos políticos de la posguerra
Como ya mencioné anteriormente, los personajes de la novela fueron inspirados por seres reales, conocidos en su momento. Y que se sintieron atacados (Camus) o traicionados (Algren). Por lo cual, respecto a Henri comenta:
...Beauvoir quería que esta obra de ficción manifestara experiencias y conflictos auténticos, pero no con cualquier correspondencia exacta de las vicisitudes de personas reales como Camus. ¿Arrastró Beauvoir a éste por el lodo como insistían sus partidarios? Incluso si el argelino, como víctima de un ataque de Sartre, no podía evitar ver a Henri como una representación suya, éste emerge como un individuo sólido cuya evolución personal y política es tal vez el hilo argumental más fuerte de la novela.
Además, Aronson sugiere un final feliz en la novela para el personaje que emula a Camus, una suerte de redención.
Al final, integra de manera satisfactoria las tensiones que le habían estado guiando: combina el deseo de vivir felizmente con la comprensión de que no se puede evitar actuar para hacer del mundo un lugar mejor. Respecto a los sentimientos y a la perspectiva, es bastante màs atractivo que Robert, que tiene una respuesta filosófica para cada cuestión pero que no tiene subjetividad y resulta muy poco real. Las trasgresiones de Henri -la infidelidad con su amante Paula, el coqueteo con una bellísima actriz que ha tenido un idilio con un oficial alemán y las mentiras en el juicio para salvarla- no se hallan en el contexto de la novela en absoluto como errores, sino como etapas de la auténtica evolución política y moral de un individuo. Incluso si Camus insistía en verse reflejado en Henri, podría haberse dado cuenta de que Beauvoir le recompensaba con un final feliz, una reconciliación imaginaria con él, le llevaba a "su" familia, y le situaba junto a su antiguo antagonista para que trabajaran juntos en un semanario de izquierdas no comunista.
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De este modo, queridos lectores, dependerá de cada uno juzgar la obra de Beauvoir. Lo que quiero dejar en claro es que muchos lectores en el mundo coinciden en que es un obra difícil de leer por ser extensa y con un trasfondo filosófico, existencialista, feminista y político.
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