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Imagen tomada de Pinterest. |
Como nos enseñaron en la escuela, William Shakespeare fue un reconocido dramaturgo, poeta y actor inglés (sí, ¡orgullo de la literatura inglesa!) que vivió entre los siglos XVI y XVII. Se le considera uno de los escritores más importantes e influyentes de la literatura occidental.
Escribió alrededor de 38 obras de teatro, clasificadas en tragedias, comedias y dramas históricos. Entre las más famosas están Romeo y Julieta, Macbeth, Otelo, Hamlet, Rey Lear y El mercader de Venecia. Sin embargo, ¿y si te dijera que existe una teoría bastante sólida que sugiere que Shakespeare no escribió ninguna de estas obras?
Otra vez Posteguillo
Ya sabes que me encanta compartir contigo los mejores fragmentos de los libros que leo. Hace algún tiempo compré La noche en que Frankenstein leyó el Quijote, un libro fascinante de Santiago Posteguillo (¡lo recomiendo!).
En él, Posteguillo nos cuenta una teoría que ha dado mucho de qué hablar: Christopher Marlowe, y no Shakespeare, habría sido el verdadero autor de las obras atribuidas al célebre dramaturgo, como: Romeo y Julieta, Macbeth, Otelo, Hamlet, Rey Lear, Julio César, Antonio y Cleopatra, entre otras igual de afamadas.
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La historia
Posteguillo nos transporta a Deptford, Inglaterra, en mayo de 1593, en una vieja posada donde un grupo de hombres está bebiendo y charlando en voz baja. De repente, uno de ellos se levanta furioso: es Christopher Marlowe, quien comienza a gritarles:
—¡Malditos miserables, mentirosos!
El alboroto escala rápidamente. Ingram Frizer, uno de los presentes, intenta calmar a Marlowe, pero este, fuera de control, saca una daga. Tras un forcejeo, Marlowe termina gravemente herido. Sangre por todas partes. En ese preciso momento, entra un juez en la posada y detiene la pelea.
Marlowe ha muerto… o eso es lo que todos creen.
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Christopher Marlowe
Según Posteguillo, lo que ocurrió después fue digno de una novela de espías. El cuerpo de Marlowe es llevado fuera de la ciudad, junto al cadáver de un ahorcado. Pero, una vez lejos de las miradas curiosas, Marlowe se levanta del carro… ¡estaba vivo! La sangre era falsa, y todo había sido orquestado para simular su muerte.
Marlowe huye a París y empieza a trabajar como agente secreto al servicio de la corona inglesa. Pero en sus ratos libres, no puede resistir la tentación de escribir. Desde su exilio, sigue componiendo algunas de las obras más brillantes de la literatura inglesa y las envía a su amigo Thomas Walsingham, quien busca a alguien que pueda firmarlas como propias. Así aparece en escena un joven actor llamado William Shakespeare, quien se convierte en el rostro visible de estas obras inmortales.
¿Una teoría descabellada?
Con el paso del tiempo, esta teoría ha ido ganando fuerza. En 1892 y 1923, los investigadores Zeigler y Webster comenzaron a indagar en el caso. Descubrieron varias coincidencias sospechosas:
• Ingram Frizer recibió el indulto de la reina solo cuatro días después del supuesto asesinato de Marlowe.
• Era demasiada casualidad que el juez apareciera justo en el momento de la pelea.
• En 1925, se halló un documento oficial que describía los sucesos de esa noche con detalles cuestionables.
Más tarde, en 1955, el investigador Calvin Hoffman retomó el caso y, en 1994, A. D. Wrigth continuó defendiendo la teoría de que Marlowe sobrevivió y viajó por toda Europa, desde Padua hasta Valladolid, dejando rastros de su existencia.
El misterio y el premio aún vigente
La obsesión de Hoffman por descubrir la verdad llegó tan lejos que, antes de morir en 1987, dejó como testamento un premio de cientos de miles de libras para quien pueda demostrar, con pruebas irrefutables, que fue Marlowe y no Shakespeare el verdadero autor de estas obras.
Hasta hoy, la fundación King’s College custodia este legado, esperando al investigador que logre resolver el enigma y hacerse del jugoso botón.