La profunda carta de amor de Honoré de Balzac a la condesa Hanska

Carta de amor de Honoré de Balzac a la condesa Eva Hanska

La carta de amor de Honoré de Balzac

¡Hola, lectores de Mar de fondo! Hoy comenzamos la semana con un episodio literario tan íntimo como revelador. Nos acercamos a una de las cartas de amor más intensas de la literatura francesa, escrita por uno de los grandes maestros del realismo: Honoré de Balzac. Más allá de su monumental obra narrativa, Balzac dejó huella también por su vida afectiva, marcada por una relación profunda y prolongada con su musa prohibida: la condesa rusa Eva Hanska. Sin más preámbulo, los invito a leer.

¿Quién fue Honoré de Balzac?

Honoré de Balzac fue un destacado escritor francés del siglo XIX, nacido el 20 de mayo de 1799 en Tours, Francia. Autor prolífico y obsesivo del trabajo literario, dedicó su vida a retratar con minuciosidad la sociedad de su tiempo, aun cuando la estabilidad económica nunca lo acompañó. Murió el 18 de agosto de 1850, relativamente joven, dejando una de las obras más influyentes de la literatura universal.

Su genio narrativo lo convirtió en uno de los máximos representantes del realismo francés. A través de descripciones precisas y personajes profundamente humanos, Balzac capturó los grandes cambios sociales del siglo XIX, abordando temas como la codicia, el poder, la riqueza, la decadencia moral, el matrimonio y la corrupción.

Entre sus novelas más conocidas destacan Eugenia Grandet, El tío Goriot y Papá Goriot, obras que han influido en generaciones de escritores. Esa misma sensibilidad literaria se manifiesta, de forma descarnada y apasionada, en la carta que leeremos a continuación.

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Balzac y la condesa Hanska: un amor marcado por la distancia

Balzac se enamoró de la condesa Eva Hanska, una aristócrata polaca casada con el conde Hanski, quien era veinticinco años mayor que ella. Ambos residían en Odesa y, desde la distancia, la condesa se convirtió en una ferviente admiradora de las novelas de Balzac.

En 1832, Eva decidió escribirle una carta firmada bajo el seudónimo de “La Extranjera”. Ese gesto dio inicio a una relación amorosa e intelectual que se prolongó durante dieciocho años. Balzac, exhausto por jornadas de trabajo que superaban las quince horas diarias, quedó profundamente impactado por aquel mensaje anónimo que despertó su imaginación y su deseo.

Romántico, obsesivo y apasionado, Balzac llegó incluso a esconder mensajes cifrados para Eva en publicaciones periodísticas. A continuación, compartimos una de las cartas más intensas que escribió a la mujer que marcó su vida.

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La carta de amor de Honoré de Balzac

Mi amado ángel,

Estoy loco por ti: no puedo unir dos ideas sin que tú te interpongas entre ellas. Ya no puedo pensar en nada diferente a ti. A pesar de mí, mi imaginación me lleva a pensar en ti. Te agarro, te beso, te acaricio, mil de las más amorosas caricias se apoderan de mí.

En cuanto a mi corazón, ahí estarás muy presente. Tengo una deliciosa sensación de ti allí. Pero, Dios mío, ¿qué será de mí ahora que me has privado de la razón? Esta es una manía que, esta mañana, me aterroriza.

Me pongo de pie y me digo a mí mismo: “Me voy para allá”. Luego me siento de nuevo, movido por la responsabilidad. Ahí hay un conflicto miedoso. Esto no es vida. Nunca antes había sido así. Tú lo has devorado todo.

Me siento tonto y feliz tan pronto pienso en ti. Giro en un sueño delicioso en el que en un instante se viven mil años. ¡Qué situación tan horrible!

Estoy abrumado por el amor, sintiendo amor en cada poro, viviendo solo por amor, y viendo cómo me consumen los sufrimientos, atrapado en mil hilos de telaraña.

Oh, mi querida Eva, no lo sabías. Levanté tu carta. Está frente a mí y te hablo como si estuvieras acá. Te veo, como te vi ayer, hermosa, asombrosamente hermosa.

Ayer, durante toda la tarde, me dije a mí mismo: “¡Es mía!”. ¡Ah, los ángeles no están tan felices en el paraíso como yo lo estaba ayer!

Fuente: Lettres à Madame Hanska (1845–1859).

Te recomiendo leer: “El verdugo”, cuento de Honoré de Balzac.

Si esta carta te conmovió, no dudes en dejar tu comentario. Leer a Balzac es también asomarse a la intensidad de una época donde la pasión y la literatura caminaban juntas.