Cómo no recordar a César Vallejo en un mes tan importante para las letras y el amor. Febrero es por excelencia el mes del romance, la amistad y los sentimientos más benevolentes.
Composición: MF. |
Miles de libros entre novelas, ensayos y poemas, se han escrito para expresar este profundo sentir. Vallejo, hondamente conmovido e inspirado por la realidad hizo lo propio en su obra y estos son cinco poemas que no puedes dejar de leer, dedicar o compartir.
¿Cuál es tu favorito?
SEPTIEMBRE
Aquella noche de septiembre, fuiste
tan buena para mí... hasta dolerme!
Yo no sé lo demás; y para eso
no debiste ser buena, no debiste.
Aquella noche sollozaste al verme
hermético y tirano, enfermo y triste
Yo no sé lo demás... y para eso,
yo no sé por qué fui triste... tan triste!
Sólo esa noche de septiembre dulce,
tuve a tus ojos de Magdala, toda
la distancia de Dios... y te fui dulce!
Y también fue una tarde de septiembre
cuando sembré en tus brasas, desde un auto,
los charcos de esta noche de diciembre.
AMOR PROHIBIDO
Subes centelleante de labios y de ojeras!
Por tus venas subo, como un can herido
que busca el refugio de blandas aceras.
Amor, en el mundo tú eres un pecado!
Mi beso en la punta chispeante del cuerno
del diablo; mi beso que es credo sagrado!
Espíritu en el horópter que pasa
¡puro en su blasfemia!
¡el corazón que engendra al cerebro!
que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.
¡Platónico estambre
que existe en el cáliz donde tu alma existe!
¿Algún penitente silencio siniestro?
¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!
… Y saber que donde no hay un Padrenuestro,
el Amor es un Cristo pecador!
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EL POETA A SU AMADA
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado
y que hay un viernesanto más dulce que ese beso
En esta noche rara que tanto me has mirado
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso
En esta noche de septiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos
Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos dormiremos, como dos hermanitos.
MASA
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
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SIENTO A DIOS QUE CAMINA...
Siento a Dios que camina
tan en mí, con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos. Orfandad...
Pero yo siento a Dios. Y hasta parece
que él me dicta no sé qué buen color.
Como un hospitalario, es bueno y triste;
mustia un dulce desdén de enamorado:
debe dolerle mucho el corazón.
Oh, Dios mío, recién a ti me llego,
hoy que amo tanto en esta tarde; hoy
que en la falsa balanza de unos senos,
mido y lloro una frágil Creación.
Y tú, cuál llorarás... tú, enamorado
de tanto enorme seno girador...
Yo te consagro Dios, porque amas tanto;
porque jamás sonríes; porque siempre
debe dolerte mucho el corazón.
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