El gran Umberto Eco nos explica por qué "los libros prolongan la vida"

¡Hola, lectores y lectoras del Blog! Hoy tenemos una interesante reflexión de parte de un gran escritor e investigador de la comunicación en el mundo. Estamos hablando del maestro Humberto Eco y su manera de entender la vida de cara a los libros y la importancia que ellos poseen para conferirnos pasión, entretenimiento, vida e inmortalidad. Esta lectura es un fragmento publicado en el Diario LA NACIÓN de Argentina y nos hace reflexionar de manera interesante el mundo desde sus inicios...¡Leamos! 

Humberto Eco nos explica porqué "los libros prolongan la vida"
Imagen Tomada de Pinterest y VectorStock https://pin.it/PqLUIFB


Un poco sobre Humberto Eco


Umberto Eco (1932-2016) fue un escritor, filósofo, semiólogo y profesor universitario nacido e Italia. Es reconocido por sus obras literarias y ensayos, que abarcan gran variedad de temas, como la semiótica, la literatura, la historia, la cultura popular y la comunicación.

Entre sus obras más destacadas se encuentran "El nombre de la rosa", una novela histórica ambientada en la Edad Media, que se convirtió en un éxito internacional y fue llevada al cine en 1986, y "Apocalípticos e integrados", un ensayo sobre la cultura de masas. 

Eco también trabajó como profesor de semiótica en la Universidad de Bolonia y escribió numerosos ensayos académicos, como "La estructura ausente" y "Tratado de semiótica general". 


POR QUÉ LOS LIBROS PROLONGAN NUESTRAS VIDAS

No hace mucho me entretenía imaginándome a aquellos progenitores nuestros que hablaban de sus esclavos adiestrados en trazar caracteres cuneiformes como si fueran modernos computers. Me entretenía pero no bromeaba. Cuando hoy leemos artículos preocupados por el porvenir de la inteligencia humana frente a nuevas máquinas que se aprestan a sustituir nuestra memoria, advertimos un aire de familia. […]

La misma reacción de terror debe de haber sentido quien vio por primera vez una rueda. Habrá pensado que nos olvidaríamos de caminar. Acaso los hombres de aquel tiempo estaban más dotados que nosotros para realizar maratones en los desiertos y en las estepas, pero morían antes y hoy serían dados de baja en el primer distrito militar. Con esto no quiero decir que, por esa razón, no nos debamos preocupar de nada y que tendremos una bella y sana humanidad habituada a merendar sobre la hierba de Chernobyl; si acaso, la escritura nos ha hecho más hábiles para comprender cuándo debemos detenernos, y quien no sabe detenerse es analfabeto, aunque vaya en cuatro ruedas. […]

¿Qué hemos ganado? ¿Qué ha ganado el hombre con la invención de la escritura, la imprenta, las memorias electrónicas?

En una ocasión, Valentino Bompiani hizo circular una frase: “Un hombre que lee vale por dos”. Dicha por un editor, podría ser entendida solamente como un eslogan feliz, pero pienso que significa que la escritura (en general, el lenguaje) prolonga la vida. Desde los tiempos en que la especie comenzaba a emitir sus primeros sonidos significativos, las familias y las tribus necesitaron de los viejos.

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Quizá primero no servían y eran desechados cuando ya no eran eficaces para la caza. Pero con el lenguaje, los viejos se han convertido en la memoria de la especie: se sentaban en la caverna, alrededor del fuego y contaban lo que había sucedido (o se decía que había sucedido, ésta es la función de los mitos) antes de que los jóvenes hubieran nacido. Antes de que se comenzara a cultivar esta memoria social, el hombre nacía sin experiencia, no tenia tiempo para forjársela y moría. Después un joven de veinte años era como si hubiese vivido cinco mil. Los hechos ocurridos antes de que él naciera, y lo que habían aprendido los ancianos, pasaban a formar parte de su memoria.

Hoy los libros son nuestros viejos. No os damos cuenta, pero nuestra riqueza respecto del analfabeto (o del que, alfabeto, no lee) consiste en que él está viviendo y vivirá sólo su vida y nosotros hemos vivido muchísimas. […]

Esto podría dar a alguien la impresión de que, no bien nacemos, ya somos insoportablemente ancianos. Pero es más decrépito el analfabeto (de origen o de retorno) que padece de arteriosclerosis desde niño, y no recuerda (porque no sabe) qué ocurrió en los idus de marzo (*) Naturalmente, también podríamos recordar mentiras, pero leer ayuda también a discriminar. No conociendo las culpas de los demás, el analfabeto ni siquiera conoce los propios derechos.

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El libro es un seguro de vida, una pequeña anticipación de inmortalidad. Hacia atrás (¡ay!) más que hacia adelante. Pero no se puede tener todo y al instante.

Fuente: Umberto Eco, La Nación en 1997
Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

3 Comentarios

  1. Gracias por compartir tu escrito de Eco que hace eco. Saludos.

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  2. Quienes leen lo escrito o lo no escrito, sino en las estrellas, en la mente del hombre y escriben prolongan la vida.

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