La profunda crisis personal que llevó a Vallejo a escribir "Los heraldos negros"

¡Qué tal amigos y amigas de Mar de fondo! En todo este tiempo hemos leído datos interesantes acerca del poeta universal César Vallejo, quien a lo largo de su vida ha experimentado situaciones difíciles que lo marcaron como ser humano y como artista. Es así que tenemos de él obras monumentales que han perdurado en el tiempo. Por eso, hoy comparto contigo un excelente análisis de uno de sus poemas mas reconocidos: Los Heraldos negros, dirigido a su "lucha con Dios". 

Análisis de César Vallejo y Los Heraldos Negros
Imagen: Wikipedia - Composición MF. 



Leer a César Vallejo

Siempre que leemos a César Vallejo nos preguntamos qué golpes son aquellos que sintió el poeta para escribir tan magnifico poema. El agustino Nicolás Vigo Pineda en su libro "César Vallejo, el hombre que lucha con Dios" (2022 segunda ed.) analiza con detalle lo que llevó al vate peruano a esa reflexión tan honda. 

La primera vez que leí este fragmento, puede comprender más allá de lo anecdótico e histórico el porqué de algunos de los versos más famosos de Vallejo. Leamos con atención:


Los golpes de César Vallejo

César Vallejo, poco a poco, se aleja de su mundo ideal, protegido y pueblerino. Empezar sus estudios en la provincia de Huamachuco, supondrá el inicio de un proceso de confrontación de su personalidad con el mundo que le rodea. Estar solo ante el mundo supone el inicio de un viaje existencial que el poeta empezará sin quererlo. Este viaje será procesual y contará con muchas estaciones, idas y venidas, encuentros y des-encuentros.

A Huamachuco sigue Trujillo, Lima y París; no obstante, Trujillo y Lima serán los espacios en los que el poeta acrecentará su lucha interior y también eco-nómica, hasta salir decepcionado de esas ciudades, como lo expresará en Los heraldos negros y Trilce.

El desenlace de su historia vital será en París. Allí Vallejo prolongará su estilo de vida adquirido, que terminará con su muerte. El registro de esa historia vivida conformará el corpus de la obra vallejiana.

En este itinerario hemos descubierto tres factores fundamentales que provocan en Vallejo un conflicto religioso: la pobreza, el desamor y la injusticia, realidades que le llevarán al cuestionamiento del Dios cristiano y le encerrarán, en el desencanto aparente de la divinidad; no obstante, cuando pierde la fe contada por otros, hace un viraje hacia el amor humano, solidario y redentor; es decir, Dios sobrevivió en él. No hay que olvidar las palabras del poeta en su lecho de muerte, como lo cuenta Jorge Nájar. «Mientras tanto Vallejo había deiado de comer. El 29 de este mes le dictó a Georgette su mensaje final: «Cualquiera que sea la causa que tenga que defender ante Dios, más allá de la muerte, tengo un defensor: Dios»


Los golpes que fustigan a Vallejo


El primer poema, resumen de Los heraldos negros, lleva, precisamente, ese título; y ofrece razones del porqué de los temas que contiene el libro. Podemos decir que aquí está comprendido el pensamiento vallejiano, que se muestra sin miedos ni límites en sus versos.

Sus poemas buscan la redención por medio de la confrontación rebelde y atrevida. Los textos de este, su primer poemario, poseen unidad temática, que además se prolonga y complementa en Trilce; después, su pensamiento transita por otros derroteros.

Esta obra publicada en 1918 es emblemática y supone la puerta de entrada del mundo genuino, propio de César Vallejo. Tiene 26 años. Es adulto y lleva sobre sí una serie de decepciones y «golpes» dados por la vida; por ejemplo: ha descartado ya el sacerdocio y la medicina; ha tenido que trabajar en lo que podía para ganarse la vida, en la minas de Quiruvilca, en la hacienda Roma, y en el valle de Chicama; ha abandonado los estudios en la Facultad de ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima; ha sido despedido del Centro escolar en el que trabajaba como docente; en el plano moral, se ha hecho temperamental, se ha entregado a las supersticiones, a la bebida y a fumar opio; y en el campo del amor, ha experimentado la pérdida de cuatro amores documentados:

Rita, María Rosa, Zoila Rosa y Otilia. En este contexto podemos entender el lenguaje provocador, desafiante y doloroso, codificado en Los heraldos negros.

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En la primera estrofa del poema, Vallejo relata los golpes que ha recibido y los califica de fuertes; sin embargo, quiere saber el porqué, como si se tratase de un niño que ha recibido un castigo injusto y necesita una explicación. Después, pone nombre a esos golpes y los compara: «como del odio de Dios». Aquí el autor insinúa que ha habido un enfrentamiento con Dios y que hay distancia entre ellos; asimismo, confiesa que sabe cómo es el «odio de Dios» porque lo ha sentido en su propia vida.

Igualmente, es consciente de la injusticia que pa-dece, porque, además de los golpes del odio, para agravar la situación, tiene consigo el sufrimiento, que se agudiza más y más y termina empozándose en su alma:

Hay golpes en la vida, tan fuertes.... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé! (1-4).


Por ello dirá que, aunque son pocos, dejan huellas imborrables en la personalidad más fuerte. Y en la seguridad más sólida. El poeta intenta explicarse: ¿De dónde son? ¿Quién los manda? Y, para ello, recurre a la figura de los potros briosos, que cabalgaban las tribus bárbaras de Atila, que, en el siglo V, destruyeron Roma. Y, para dar más tensión dramática y medir la intensidad de aquellos golpes, emplea la figura de los- «heraldos negros», los mensajeros de la muerte:


Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte (5-8).

En la tercera estrofa aparece el conflicto religioso. Vallejo recurre a imágenes religiosas como «Cristos» y «fe», que explican la causa religiosa del conflicto. Nos habla de una caída, pero no de una caída cualquiera; sino honda, profunda y de fe. Pues se caen «los Cristos del alma» junto a una «fe adorable», sólida, fuerte y ejemplar, que ha sido cuestionada y distorsionada por los vaivenes del destino; pues «el destino blasfema»; e inmediatamente, retoma la definición de los «golpes sangrientos» que hay en la vida. Estos suenan, crepitan, duelen y hacen sangrar.

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Sin duda, aquí ya Vallejo empieza a echarle en cara a Dios el dolor; y en la siguiente estrofa ampliará las razones de ello:

Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema (9-12).

Después de ello, Vallejo toma posición. Se pone del lado del hombre y se solidariza con él; el poeta, que entiende de sufrimiento, relata su dolor y describe su actitud resignada y desorientada. Es la reacción natural que se experimenta cuando se reciben aquellos «golpes». Hay que notar, además, que aparece dos veces, el adjetivo «pobre».

Vallejo es muy gráfico para describir la reacción del hombre cuando recibe la palmada sobre el hom-bro. Este siente sorpresa e incertidumbre. De allí «los ojos locos», desubicados y fuera de sí; sin embargo, el verso más importante de esta estrofa es el que recoge la «culpa»; probablemente, el autor expresa su estado emocional; aquella culpa que será una constante en su vida y que no se puede disimular en la mirada, porque se ve, empozada como en un «charco»:

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada (13-16).

Y, para concluir, Vallejo rematará el poema con el verso final, que resume y concluye la idea general, de reclamo e insuficiente explicación: «Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!» (17).

Como ya hemos dicho, los primeros golpes que le da la vida a Vallejo son: la pobreza, el desamor y la injusticia; realidades que no se pueden separar de la poética vallejiana porque están entremezcladas con su historia personal. Para colmo de males, Vallejo cuenta con tres determinantes: pobre, enamoradizo y víctima de la injusticia en un mundo ya de por sí, injusto.

FUENTE: César Vallejo: El hombre que lucha con Dios. 

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Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

9 Comentarios

  1. Adoro la obra de Vallejo..

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  2. Admiro grandemente los versos de Vallejo. Nadie lo supera ..inigualable

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  3. El meditabundo Vallejo, casi siempre. Gracias por el magnífico análisis.

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  4. Admirable, único, se queda dentro de una en lo más profundo y en los momentos más duros se hace presente, está ahí con sus Heraldos Negros

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  5. ...a ti me adhiero (de César Vallejo).

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  6. Brillante análisis, a seguir investigando sobre Vallejo, este poema, sigue vigente en su mensaje hoy en día.

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