¡Buenos días, lectores! Antón Chéjov es uno de mis cuentistas favoritos, también inspiración del mítico Ribeyro, leer a Chéjov es un deleite. Es por eso que en este post he reunido los 7 cuentos más leídos de Chéjov en lo que va del año en el Blog. Una selección personal de los más significativos relatos. Estos constituyen apenas una porción de la obra de Chéjov, quien escribió más de 600 ¡Disfrútalos!
La idea de hacer esta pequeña colección, tal como lo hice con la colección de 8 cuentos de Juan Rulfo, es sin duda que podamos difundir la obra de este autor. Los cuentos de Antón Chéjov son una joya de la literatura universal y puede servir de inspiración y acompañamiento a los nuevos lectores y futuros escritores.
Por eso, si aprecias a alguien regálale esta colección de cuentos de maestro ruso Antón Chéjov.
LOS 7 EXTRAORDINARIOS CUENTOS DE ANTÓN CHÉJOV
LA DAMA DEL PERRITO
Un nuevo personaje había aparecido en la localidad: una señora con un perrito. Dmitri Dmitrich Gurov, que por entonces pasaba una temporada en Yalta, empezó a tomar algún interés en los acontecimientos que ocurrían. Sentado en el pabellón de Verney, vio pasearse junto al mar a una señora joven, de pelo rubio y mediana estatura, que llevaba una boina; un perrito blanco de Pomerania corría delante de ella.
Después la volvió a encontrar en los jardines públicos y en la plaza varias veces. Caminaba sola, llevando siempre la misma boina, y siempre con el mismo perrito; nadie sabía quién era y todos la llamaban sencillamente «la señora del perrito».
LA MUERTE DE UN FUNCIONARIO PÚBLICO
El gallardo alguacil Iván Dmitrievitch Tcherviakof se hallaba en la segunda fila de butacas y veía a través de los gemelos Las Campanas de Corneville. Miraba y se sentía del todo feliz…, cuando, de repente… —en los cuentos ocurre muy a menudo el «de repente»; los autores tienen razón: la vida está llena de imprevistos—, de repente su cara se contrajo, guiñó los ojos, su respiración se detuvo…, apartó los gemelos de los ojos, bajó la cabeza y… ¡pchi!, estornudó. Como usted sabe, todo esto no está vedado a nadie en ningún lugar.
Los aldeanos, los jefes de Policía y hasta los consejeros de Estado estornudan a veces. Todos estornudan…, a consecuencia de lo cual Tcherviakof no hubo de turbarse; secó su cara con el pañuelo y, como persona amable que es, miró en derredor suyo, para enterarse de si había molestado a alguien con su estornudo. Pero entonces no tuvo más remedio que turbarse. Vio que un viejecito, sentado en la primera fila, delante de él, se limpiaba cuidadosamente el cuello y la calva con su guante y murmuraba algo. En aquel viejecito, Tcherviakof reconoció al consejero del Estado Brischalof, que servía en el Ministerio de Comunicaciones.
DE MAL HUMOR
El comisario de policía Semión Ilich Prachkin va de un lado a otro de su habitación, tratando de ahogar un sentimiento desagradable. La víspera había visitado al comandante militar por una cuestión del servicio, se había puesto a jugar a las cartas por pura casualidad y había perdido ocho rublos. La suma era insignificante, despreciable, pero el demonio de la avaricia y la codicia le reprochaba al oído ese despilfarro.
—Ocho rublos… ¡No es mucho dinero! —decía Prachkin, tratando de acallar a aquel demonio—. Algunas personas pierden sumas mucho más considerables y no le conceden ninguna importancia. Además, el dinero siempre puede recuperarse… Basta con pasar por la fábrica o por la posada de Rílov para obtener ocho rublos, puede que incluso más.
EL ZAPATERO Y EL DIABLO
El comisario de policía Semión Ilich Prachkin va de un lado a otro de su habitación, tratando de ahogar un sentimiento desagradable. La víspera había visitado al comandante militar por una cuestión del servicio, se había puesto a jugar a las cartas por pura casualidad y había perdido ocho rublos. La suma era insignificante, despreciable, pero el demonio de la avaricia y la codicia le reprochaba al oído ese despilfarro.
—Ocho rublos… ¡No es mucho dinero! —decía Prachkin, tratando de acallar a aquel demonio—. Algunas personas pierden sumas mucho más considerables y no le conceden ninguna importancia. Además, el dinero siempre puede recuperarse… Basta con pasar por la fábrica o por la posada de Rílov para obtener ocho rublos, puede que incluso más.
UN ASESINATO
Es de noche. Varka, la niñera, una muchacha de trece años, mece la cuna en la que duerme el bebé, y apenas tararea:
—Duérmete, niño, duérmete ya…
Ante el icono arde una lamparilla verde; una cuerda cruza la habitación, de un rincón a otro. En ella están colgados los pañales y unos pantalones grandes y negros. La lamparilla dibuja en el techo una gran sombra verde; los pañales y el pantalón proyectan sombras alargadas sobre la estufa, la cuna y Varka… Cuando titila la luz de la lamparilla, la mancha y las sombras cobran vida, como si el viento las moviera. Hace bochorno. Huele a sopa de col y a zapatería.
EL BILLETE DE LOTERÍA
Iván Dmítrich, un hombre de clase media que mantenía su familia con unos doscientos rublos al año, estaba muy satisfecho con su suerte.
Se sentó en el sofá después de cenar y empezó a leer el periódico.
—Hoy me he olvidado de mirar el periódico —le dijo su mujer mientras quitaba la mesa—. Fíjate si han salido la lista de premios.
—Sí, sí están —dijo Iván Dmítrich—, ¿pero no había sido ya el sorteo de ese billete?
—No, lo compré el martes.
—¿Cuál es el número?
—Serie nueve mil cuatrocientos noventa y nueve, el número veintiséis.
EL VENGADOR
Inmediatamente después de haber sorprendido a su mujer en el lugar de su delito, se encontraba Fiódor Fiódorovich Sígaiev en el almacén de armas de Schmuks y Compañía eligiendo el revólver que mejor pudiera servirle. Su rostro expresaba ira, dolor y una decisión irrevocable.
“¡Sé lo que tengo que hacer! —pensaba—. Cuando son profanados los fundamentos de la familia y el honor es pisoteado en el barro y triunfa el vicio…, yo, como ciudadano y como hombre honrado, debo ser el vengador. La mataré primero a ella, luego a su amante y después me mataré yo”.
Leer es uno de los más grandes placeres de la vida. El soñar y elaborar cuentos también es un pilar que sostiene el amor por la lectura en un mundo que hoy lee menos. Por eso, leer un cuento y ganar un lector es un grano de arena para salvar el mundo de los libros...¡Hasta la próxima!
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Extraordinario "El Vengador", me reí mucho de la manera en que lleva el cuento a ese final. Gracias
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