Tres breves cartas de amor de Juan Rulfo para Clara Aparicio

¡Cómo están, lectores! El amor es una de las principales fuentes de inspiración para nuestros escritores favoritos. Artistas de las talla del mexicano Juan Rulfo, también han sabido plasmar desde su intimidad el amor por una persona; es por eso que hoy te comparto tres cortísimas pero significativas cartas del creador de Pedro Páramo ¡Disfruta tu lectura! 

cartas de amor de Juan Rulfo para Clara Aparicio
Imagen tomada de Pinterest: https://pin.it/7cdBMo5QZ


¿Cartas de Juan Rulfo enamorado?

 
Lo genial de las cartas de los escritores es su alto contenido íntimo que nos revela el grado de sensibilidad del artista; muchos de ellos fueron bendecidos con el amor correspondido y otros no. Esto no impidió que dedicaran los textos más conmovedores como el que leeremos a continuación. 

Cuando leemos la carta de un escritor que nos interesa, de alguna manera nos sentimos más cercanos a él, ya no solo desde su obra, pues acariciamos con el pensamiento sus proyecciones y anhelos. 

El amor de Juan Rulfo


En estas tres cartas de Juan Rulfo, que pude conseguir para ti, leeremos al escritor enamorado que busca entre los recuerdos aquello que lo hace amar a esta persona: Clara Aparicio. 

Rulfo conoció a Aparicio, quien tiempo después se convertiría en su esposa, cuando él tenía 24 años y ella 13. No, no se casaron en esa edad, sino que desde entonces ambos tenían noción del otro. Llevaron una relación epistolar por 7 años y de ellas hay un archivo memorable. Estas tres cartas son prueba del infinito amor que sintió por su esposa. 

Te voy a contar un poco más acerca de esta historia de amor: 

Rulfo se enamoró perdidamente de la adolescente a quien le llevaba 11 años de diferencia. Este amor surgió una tarde 1943 en el café Nápoles, ubicado en la ciudad de Guadalajara (local que a la fecha no existe). Dos años después se reencontraron cuando este tenía 26 y ella 15 y le propuso matrimonio; sin embargo ella contestó que debían esperar tres años. No fue sino hasta el 24 de abril de 1948 que se casaron. 

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Mientras Rulfo tenía que armarse de paciencia para luego de tres años poder consumar su amor en un altar, escribió a su amada 81 cartas que vieron la luz en una publicación llamada "Aire de las colinas, cartas a Clara", en el año 2000.  En alguna de ellas diría: 

"Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua". 

En una de las tantas entrevistas que ofreció la esposa de Rulfo a los medios locales dijo que "En sus cartas él es el protagonista y yo soy la persona en quien pone su confianza para contar su vida y sus sentimientos".

La esposa de Rulfo, Clara Aparicio murió el año pasado, el 9 de octubre a la edad de 95 años. Muchas veces recordó la época en que se conocieron: “Yo era una niña, y luego una muchacha cuya vida se desarrollaba alrededor de su familia; iba a la escuela y convivía con las amistades del rumbo, pero, principalmente, con mis tres hermanas, y nos las ingeniábamos para hacer muchas cosas en la casa sin necesidad de salir a la calle; incluso, hacíamos teatro ahí mismo".

Anécdotas inolvidables


Ahora sí, sin más preámbulo te dejo con las tres cartas de Juan Rulfo a su esposa Clara Aparicio ¡Disfruta tu lectura! 



LAS CARTAS DE AMOR DE JUAN RULFO


Chiquilla:

¿Sabes una cosa?


He llegado a saber, después de muchas vueltas, que tienes los ojos azucarados. Ayer nada menos soñé que te besaba los ojos, arribita de las pestañas, y resultó que la boca me supo a azúcar; ni más ni menos, a esa azúcar que comemos robándonosla de la cocina, a escondidas de la mamá, cuando somos niños.

También he concluido por saber que los cachetitos, el derecho y el izquierdo, los dos, tienen sabor a durazno, quizá porque del corazón sube algo de ese sabor.

Bueno, la cosa es que, del modo que sea, ya no encuentro la hora de volverte a ver.

No me conformo, no; me desespero.

Ayer pensé en tí, además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se acabaría la maldad a mi alma.

Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas.

Consigue aquí el libro "Pedro Páramo" y "El llano en llamas", directo a la puerta de tu casa. 



Querida Chachinita:

¿Nunca te he contado el cuento de que me caes re bien? Pues si? ése ya lo sabes te voy a contar otro. Ahí tienes que había una vez un muchacho más loco, que toda la vida se la había pasado sueñe y sueñe. Y sus sueños eran, como todos los sueños puras cosas imaginarias? […] Bueno, la historia es muy larga y voy a dar un brinco. Vinieron los años buenos en que comenzó a ver acercarse un sueño. El mejor de todos. Grande y enormemente hermoso. Era una muchachita rete horripilante que levantaba la ceja para mirar a los seres despreciables que iban a su lado. Así era de lejos. Pero más cerca, cuando se veía todo lo que ella era claramente, cuando uno se asomaba a sus ojos, el cariño cegaba todas las demás cosas y uno ya jamás quería separarse de su lado. Ese sueño que eres tú todavía dura. Durará? siempre, porque siento como que ?estás dentro de mi sangre y pasas por? mi corazón a cada rato. […]
De verdad, cuídate mucho, come y duerme bien y sueña con los angelitos y no con esta cosa maligna que soy yo.

Pero no me olvides.
Y que siempre seas igual, Chachinita adorada.

Juan



Muchachita:

No puedo dejar pasar un día sin pensar en ti. Ayer soñé que tomaba tu carita entre mis manos y te besaba. Fue un dulce y suave sueño. Ayer también me acordé de que aquí habías nacido y bendije esta ciudad por eso, porque te había visto nacer.

TE RECOMIENDO, LECTOR: "La cuesta de las comadres", cuento de Juan Rulfo



No sé lo que está pasando dentro de mí; pero a cada momento siento que hay algo grande y noble por lo que se puede luchar y vivir. Ese algo grande, para mí, lo eres tú. Esto lo he sabido desde hace mucho, más ahora que estoy lejos lo he ratificado y comprendido.

Estuve leyendo hace rato a un tipo que se llama Walt Whitman y encontré una cosa que dice:

El que camina un minuto sin amor,

Camina amortajado hacia su propio funeral.

Y esto me hizo recordar que yo siempre anduve paseando mi amor por todas partes, hasta que te encontré a ti y te lo di enteramente.

Clara, mi madre murió hace 15 años; desde entonces, el único parecido que he encontrado con ella es Clara Aparicio, alguien a quien tú conoces, por lo cual vuelvo a suplicarte le digas me perdone si la quiero como la quiero y lo difícil que es para mí vivir sin ese cariño que ella tiene guardado en su corazón.

Mi madre se llamaba María Vizcaíno y estaba llena de bondad, tanta que su corazón no resintió aquella carga y reventó.


No, no es fácil querer mucho.

Juan


Espero, lector, que hayas disfrutado tanto como yo de esta historia. Si te gustó el artículo me ayudarías mucho compartiéndolo o dejando un comentario ¡Nos leemos pronto! 


 
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Mar de fondo

𝑆𝑜𝑦 𝐵𝑟𝑦𝑎𝑛 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑐𝑟𝑒𝑧 (Lima, 1990) creador del Blog de Mar de fondo. Estudié Comunicaciones, Sociología y estoy escribiendo un libro. Soy un amante de los cuentos, cartas, diarios y novelas. Convencido de que "𝑈𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑙𝑒𝑖́𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜"

10 Comentarios

  1. Sin duda. Uno de los mejores

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  2. Gracias por todas las publicaciones que nos compartes, son de gran utilidad y entretenimiento.

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  3. LAS CARTAS DE AMOR, SIEMPRE FUERON ,Y SERÁN ETERNOS POEMAS.

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  4. Juan Rulfo es un grande de las letras, también admirado por el gran J. L. Borges.

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  5. Las cartas Seleccionadas son hermosos poemas. Gracias por publicarlas.

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  6. Gracias por compartir escritos del gran Rulfo

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